SE SOLICITA NOVIA, URGE!!!!

Si, lo sé, ya me había desaparecido, me gusta la idea de perder mi rastro, incluso de mí mismo, me agrada sentirme perdido de todo y de todos de vez en cuando… pero llega el momento como este, que las experiencias vividas generan un caos en la mente de este mortal y las palabras surgen de rincones inesperados presentando estos verbos.

Dicen que después de la tormenta llega la calma, quizá así es, a mi vida ha llegado la calma, pero es tan calmada mi calma que ya empieza a desesperarme, me levanto y siento pesadez en el cuerpo, no me dan ganas de arreglarme y salir a enfrentar la vida como el TECUAN que soy, y ¿Por qué? Pues porque uno de los peores errores que cometemos los humanos después de terminar una relación, es el suponer que la otra parte no podrá conseguir amor tan prontamente, o peor aún, que no podrá conseguirse una pareja mejor o más atractiva. jajajaja

Este por supuesto que no es mi caso. ¡pff! yo puedo sacar una hermosa mujer que cumpla con mis fantasías sexuales y perversiones más oscuras hasta de un yacimiento de petróleo en el fondo del pacífico, con todo y la mugre que derramo British Petroleum, o de una colonia de hormigas africanas carnívoras mutantes, si, con estos bíceps y mi mágico movimiento sensual de caderas... jaaaaaa, ¡chiquitaaaaaaaaaaa! Nadie se me resiste...

… Bueno, la verdad es que no es cierto.

De hecho estoy tan demacrado moralmente que el campeón nacional de duelo de monstruos de yugui-oh (un pinche nerd todo ñoño con acné en todo el cuerpo) tiene más probabilidades de ligar en una fiesta de universitarias borrachas que yo en estos momentos.

Se puede presentar una mujer ante mí y decirme: Toma de mi lo que quieras, y este pusilánime ser, solo analizaría si será buena idea quitarle su celular y salir corriendo!!

¿Pero de quien es realmente la culpa? Mía no, es de las mismas mujeres, una de las cosas que verdaderamente no entiendo, es como hay mujeres que van al antro (o llámenle como quieran), piden una mesa, un par de bebidas embriagadoras y se sientan con pose sensual. Con labios entreabiertos y respiración acezante, lanzan una mirada que irradia a los presentes el sufrimiento de un cuerpo atenazado por el deseo. Un reprimido ritmo vital que sólo cumple su designio en el centro de la pista.

Pero basta que un cruzado de la noche, como quien esto escribe, se aventure, pierda todo miedo y prejuicio y las invite a bailar para que estas émulas de “Juana la cubana” suelten un rotundo NO!!!.

Pero peor que la negación individual es la negación colectiva, aquella que ocurre cuando ninguna de las integrantes del sedicente grupo de alegres vampiresas tiene la gentileza de aceptar bailar contigo. Queda uno, el bailarín despreciado, como el toro que, extenuado y ensangrentado, recorre la arena de la maestranza con una pesada e hiriente coraza de banderillas.

Las banderillas del NO!!!!.

Esto provoca entonces querer patear la mesa y decirles al coro de odiosas ingratas: “pues, al cabo que ni tampoco quería”. Sin embargo, eso nunca pasará, porque, aunque rematadamente feos, siempre seremos nobles y caballeros. Al menos yo sí. Así que lo único que me queda es retirarme con cara de idiota y de -a la otra pieza entonces- esconderme en un rincón y llorar mis penas con las piernas entumidas y brazos en posición fetal… bueno, no es para tanto.

Nunca sabrá ninguna de estas frías victimarias lo mucho que le cuesta a un bailarín voluntarioso disipar la espesa bruma del NO!!!!. Si ya es bastante bochornoso y difícil vencer el miedo y el prejuicio de en mi caso de, no saber bailar, encima soportar el yugo del desprecio, es como si caminaras con un irrespirable olor, uno que delata tu llegada a las otras mesas y pone en alerta a las chicas allí congregadas sobre la conveniencia de desplegar los argumentos más rancios de la dialéctica del rechazo, como: “es que no sé bailar”, “es que ya estoy cansada”, “es que me queme los pies con un tizón”, “es que mi religión no me lo permite”, “es que ya me pisaron los juanetes”!!!!...

¿Pero por qué demonios una persona que va a un antro, y de paso se menea como una cruza libidinosa de Beyoncé con Shakira, después se queda sentada?

En verdad que no me ha sido dado entender la tamaña desproporción existente entre el cuerpo concupiscente y la voz que intenta hacer pasar su desgano por pudor. Es como si uno visitase una biblioteca y al poco tiempo estallase de ira porque uno de los dependientes de la sala de literatura tuvo la imperdonable avilantez de sugerir la lectura de uno de los muchos libros que componen la colección: “¡pero infeliz, cómo se te ocurre hacerme semejante propuesta! si yo he venido hasta aquí para que ustedes aprecien lo mucho que leo sin tocar un libro…”

Asistimos al culto del cuerpo, pero no al disfrute del cuerpo. Constituyen legión las personas fascinadas por aquel tipo de baile onanista que les permite disfrutar de la noción de sensualidad sin tener que acoplarse al ritmo de una pareja. Te miro y me muevo como si realmente te deseara, pero ni de broma intentes hablarme, ni mucho menos tocarme. Un erotismo aséptico, con estética de video clip, posado más que sentido, porque lamentablemente para muchas chicas las canciones bailables se han vuelto muy “guarras”, mientras que el flirteo roaming –ese nacido a la larga distancia- se ha vuelto lo más “cool”. De esta manera se han convertido en bailarinas de probeta, que demuestran, con sus acompasados y solitarios movimientos, que también en la música, como en la biogenética, puede darse la inseminación artificial. Al final, lo que se evidencia en las salas de baile es el carácter despótico de la belleza…

Robert Greene, autor del best-seller -El arte de la seducción-, sostiene en sus páginas que sólo conseguimos cautivar a «las personas cuyo vacío podemos llenar».

Y aunque esta sentencia es muy acertada lamentablemente, el vacío de la belleza es de naturaleza especular. Más que de compañía requiere de espejos. De ahí que la mejor recomendación acaso sea ajustar los criterios de selección de nuestras parejas de baile. Dejar a las chicas “fashion” y optar entonces por las damas en teoría menos agraciadas y fotogénicas, ya que siempre han sido las personas modestas y sencillas quienes verdaderamente se esfuerzan por quedar fijas en la chamba.

Lo apremiante, en todo caso, es retomar la compañía cercana, aquella que se siente, que se palpa. Porque como dice Sergio Dalma en su famosa canción: “Bailar de lejos no es bailar”.

Sin embargo, a pesar de lo contradictoria que es mi existencia estética, moral y emocional me dispuse a conseguir, o mejor dicho: fabricar una novia perfecta. Ella es hermosa, sensual, cariñosa, me brinda su apoyo incondicional, nunca me reclama, no es contestona, es sumisa, alegre, apasionada, pero sobre todo suave, tersa y acolchonada. Su nombre es, almohada.

Debo de serles honesto, así como lo fui con ella. Al principio no la veía más que como una amiga a quien le contaba mis problemas de cabecera. fue cuando mi antigua novia me empezó a tratar muy mal que ella vino a mi rescate, intervino con su brazo de ángel, como un deux ex machina que rompió los cielos de Eliseo y me llevó a vivir en sus nubes de relleno de algodón sintético hecho en Oaxaca...

Duermo con ella todos los días, desde hace mucho tiempo, y jamás había notado lo mucho que la necesito, la abrazo, la mimo, le hago el amor de miles y singulares maneras, cachondas e inimaginablemente depravadas, abrigados por la luna de octubre (aunque sea junio) y mi manta especial que me da poderes sexuales.

Entre sus virtudes se encuentra su capacidad de hacerme soñar, sabe ocultar muy bien mi dinero, sirve para poner mi laptop sobre ella para que no se me calienten las piernas y los kiwis, se puede lavar fácilmente e incluso se puede convertir en una rubia despampanante y complaciente; solo tengo que darle la vuelta.

¿A poco no quisieran una así en su lecho? Se podría decir que un lado es el lado secreto del otro, su alter ego, su caja negra. Con una me llevo de maravilla, pero lo nuestro es básicamente sexo; sexo con protección por cierto (es que tiene una funda jajajajajaja… ok pésimo chiste). Mi almohada me ha dicho que soy tan guapo y bien parecido que podría conquistar hasta a una lesbiana si me lo propusiera, y de esas peludas que no se depilan ni las axilas.

En fin. Supongo que esta no es una manera muy normal de empezar mi nueva vida, ni mucho menos la idónea. ¿Alguien tiene el teléfono de algún psiquiatra en la ciudad de México? que sea muy bueno. En serio, necesito uno que sea muy, muy, muy bueno…

No puede ser que me esté enamorando de mi almohada, el culpar a las mujeres respecto a mi fracaso con las mismas te lleva a buscar soluciones muy drásticas, pero este es solo el reflejo de mi desesperación carnal, es que parece cosa mística y misteriosa, he analizado y tratado de entender el rol que juega un tipo como en mi caso; soltero y sin compromiso, típico que un día decides vestirte lo más atractivo posible con tu camisa nueva y de súper marca “armandi” con unos pantalones “dulce banana”; te diriges hacia algún lugar público para mostrarte, y crees que por lucir espectacularmente galán todas las mujeres se te quedarán viendo, pero no es así, si no que apenas voltean a verte.

EL GEN DE LA ENVIDIA!!!!

Sin embargo, otro día regresas a ese mismo lugar vestido pésimo -o peor- pero ahora vas de la mano o acompañado de tu novia o alguna amiga guapa, y ocurre un fenómeno totalmente inverso: por algún extraño motivo (---envidia---) las mujeres que antes no te hacían caso, ahora te encuentran mucho más atractivo que cuando eras un fracasado solterón bien vestido. ¿Por qué? porque las mujeres envidian por naturaleza. Allí, muy metido dentro de su sistema límbico, se encuentra ese deseo de aparearse afanosamente con el mejor donador de genes.

¿Y quién será el mejor donador de genes? aquél que tiene novia, quizá, ya que esto no garantiza nada. Pues si alguien se fijó en aquél intento de asno y aceptó que fuera su novio, es porque entonces "tiene algo" de bueno, y en la búsqueda de "ése algo" comenzará una logística de puñaladas traperas y ardides hipócritas para robarle el novio a la otra en una guerra sempiterna de mujeres contra mujeres.

Así que he decidido, conseguirme una u otra amiga “anzuelo” a ver que pasa…

El punto de todo esto, ya que, de tanto que he dicho ya no sé a qué quiero llegar, es que ando solicito, muy solicito de cariño, me siento como el gerente de una compañía que está a punto de quebrar y que busca de una y miles de formas los recursos que a bien, rescaten la deprimente situación de su cargo, y ahora analizando bien esta analogía, considero que la gerencia y la fealdad, guardan cierta relación. Tanto los gerentes como los feos (me incluyo en los feos, por supuesto) se encuentran obligados a administrar recursos escasos; y a la hora de la verdad, aunque ambos personajes proyecten la impresión de ser autónomos, lo cierto es que ninguno manda:

El gerente por ejemplo; debe limitarse a cumplir los objetivos aprobados por el departamento de finanzas o la junta directiva; mientras que nosotros los feos no tenemos derecho a tener personalidad ni mucho menos dignidad. «NO» es una palabra desterrada del vocabulario del feo, quien siempre se verá en la obligación de mostrarse proactivo ante el objeto de su deseo.

Aunque no sepa nadar, iré a la playa; aunque odie el alpinismo, subiré el kilimanjaro; aunque deteste el reggaetón, le meteré al perreo; porque en estos tiempos de crisis planetaria poseer la «doble f» (feo y fastidioso) sería demasiado abuso…

SALUDOS A TODOS MIS FIELES LECTORES DESDE VILLA HERMOSA TABASCO… POR AHORA ME TOCA ANDAR ACÁ!!!!

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NADA DE SER PELUCHE, YA ME ABURRI DE SERLO!!!!