4.9.12

A MI MADRE...

¡¡Pongan atención lectores, que vengo a hablarles de mi madre!!…

Siempre he intentado mantener un equilibrio entre aspectos personales, emocionales y sobre todo familiares en mi blog. Últimamente he estado un poco cargado a los temas más personales, pero tiene que ver con eventos bien importantes en el plano personal que me han pasado en las últimas semanas.

Bien es cierto que la soledad, si se sabe convivir con ella sin caer en un “vacío” depresivo o en un estado catatónico de martirio incesante, victimándonos y haciéndonos infelices sin necesidad alguna; ésta, la soledad, puede ser una gran maestra, una buena consejera y una terapeuta muy efectiva. Insisto, uno debe saber sobrellevar la soledad sin caer en tórridos abismos angustiantes, es complicado pero una vez que se logra disfrutar la soledad, uno encuentra respuestas, uno vislumbra cosas que en otro estado no habría podido conseguir ya que simplemente pierden importancia embelesados por esas cosas que creemos importantes… UN DÍA NOS HACEMOS ADULTOS Y DESCUBRIMOS QUE, EN LA VIDA; LA SOLEDAD, LA VERDADERA SOLEDAD, LA ELEGIDA CONSCIENTEMENTE, NO ES UN CASTIGO, NI SIQUIERA UNA FORMA ENFERMIZA DE AISLAMIENTO, SINO EL ÚNICO ESTADO DIGNO DEL SER HUMANO. Y ENTONCES YA NO ES TAN DIFÍCIL SOPORTARLA. ES COMO VIVIR EN UN GRAN ESPACIO DONDE SIEMPRE RESPIRAS UN AIRE LIMPIO.

Como lo dije en un post pasado, gracias a la idea del nuevo comienzo, del “reinicio”, me he dado cuenta que durante un periodo importante de mi vida, he tomado muy a la ligera el papel que tiene mi madre en mi existencia, no he fijado demasiado interés hacia el valor que realmente tiene este maravilloso ser que la vida me otorgó.

Erróneamente le damos importancia a otras cosas que realmente no la tienen, vamos haciendo a lado a mamá, que si la salida con los amigos, que las llamadas telefónicas, la escuela, la novia, los desamores, el trabajo etc…
Haciendo cuentas, verificando el inventario de entradas y salidas emocionales, mi madre siempre ha estado ahí, nunca nos dice (a sus hijos) “no tengo tiempo” o “después”, como solemos hacerlo cuando vamos hacia un lado con los amigos, o para algo que no nos interesa, ella siempre nos escucha.

Tú ¿Te has puesto a pensar? ¿Cuantas veces has escuchado con atención a tu madre? ¿Sabes acaso que piensa, que quiere, como ve la vida?

Si lo has hecho, mis respetos para ti, yo apenas hace un par de años estoy comenzando a conocer realmente a mi madre y créeme, me siento muy orgulloso de la maravillosa persona que es, pero lamento darme cuenta en este momento de mi vida, en que estoy a punto de alcanzar el “tercer piso”, los treinta años…
No me lamento realmente el darme cuenta apenas, lamento haber desperdiciado muchos años sin saber agradecerle realmente un poco, todo lo que ha hecho por mi y sus hijos, aunque “las cosas pasan por algo”… quizá nunca había tenido la madurez necesaria para comprenderlo o no me había perdido en momentos de solemnidad como estos en los que ahora estoy para valorar las cosas y evaluarlas desde otra perspectiva.

Lo primero que yo destacaría de mi mamá es cómo nos enseñó a apreciar las cosas que se logran con esfuerzo. Nos enseñó a trabajar muy duro por lo que realmente queremos. Supongo que eso lo aprendió de sus padres. Mi madre es una mujer excepcional, muy dedicada, trabajadora, fuerte, me faltan muchas palabras para seguir admirándola y tratar un poco acercarme a lo que ella realmente es, sin embargo yo su hijo, aparte de 2 hijos más (una mujer y otro hombre) debo de aceptar que no la he sabido realmente valorar, durante mi estancia en el hogar por ejemplo. Tengo vagas ideas de cuando cursaba la primaria y la secundaria, no había ningún problema con ella, solo detallitos como en cualquier familia, fui un hijo tranquilo, mi madre y yo éramos inseparables andábamos juntos casi siempre, he sido algo flojo para las labores domésticas, sin embargo a ella esto no le importaba. Me dejaba ser y se reía cada que me contaba con sorna, -Beto, tu de pequeño, cuándo te pedía que me ayudaras a barrer, decías: “no mamá, si yo no soy vieja”- nos reímos juntos de las palabras que decía de pequeño, aunque quizá tanto solapar mis desobediencias crearon esa postura incólume de valemadrismo por mi parte, no estoy culpando a mi madre de nada, sé que soy una gran persona, muy inteligente, culto, me gusta aprender y conocer, me encanta la lectura, la música, soy en general un buen hombre, con defectos y virtudes, pero haciendo un balance general, soy bueno y todo esto GRACIAS A MI MADRE precisamente.

Hoy las cosas toman un matiz diferente. Mi madre es una mujer peculiar, maravillosa, puedo decir tanto sobre ella, y de las mil capas que le descubro con el paso del tiempo y eso me encanta; tomando en cuenta que nadie sabe ser padre o madre, cabe aquí decir que ella fue una madre joven, inicio a los 17 años siendo madre de mi hermana mayor, Mónica (otra mamá, muy hermosa y excepcional) y hoy a su edad, es la joven abuela de una guapísima adolescente de 16 años, una hermosa princesa de 13 y un galán travieso de 7; además es madre también de tres primas más, que ella con mucho amor acepto tomar responsabilidad cuando nadie se lo pidió, esas tres primas hermanas, huérfanas circunstanciales de madre y padre por cuestiones que no son importantes mencionar aquí, mi madre apenas termino la primaria, así que sus posibilidades eran pocas o más difíciles. Siendo una mujer muy joven y recién casada, descubrió a base de regaños y enseñanzas duras de su suegra (mi abuela paterna) que su peor pesadilla era cocinar entre otras cosas, pero nunca lo evitó, nunca tiró la toalla, mi abuela paterna, otra madre de pantalones y mucho valor le enseño, junto con su madre (mi abuela materna) lo que hasta el día de hoy ella sabe ser.

Un mal día mi madre tuvo que trabajar para darnos de comer a sus tres “chilpayates” debido a crisis económicas y la falta de empleo de mi papá. Mi madre despertó siendo “ayudante de cocina”, si se le puede llamar así, ya que mi abuela vendía quesadillas, de ahí aprendió a darle un sazón muy rico a sus comidas, esta actividad, tengo la certeza; durante todo el tiempo que la realizó, la hizo llorar más de una vez, pero estoicamente soporto quemadas, cortadas, y entripados para sacar adelante a sus hijos y su familia.

Esto que acabo de narrarles, escueto, muy escueto de hecho; es solo por contarles a manera rápida uno de los más grandes orgullos que llevo en mi mente y mi corazón respecto al temple y gran corazón que tiene mi madre. Nunca, nunca voy a poder terminar de agradecer todos esos sacrificios, hambres, fríos, miedos y dolores que ella oculto a nosotros sus hijos por brindarnos seguridad, confianza y sobre todo educación.

Yo, convivía muy poco con mi madre, mi orgullo y mi ceguera ante ciertas cosas sin importancia nos dificultaban la convivencia o la relación madre–hijo o hijos. Cuando coincidíamos en casa, discutíamos por mi orgullo y soberbia, mi necedad y ceguera.

Mi madre, desde que me acuerdo, siempre se ha levantado temprano, comenzaba a ordenar y limpiar la casa en que habitaba con sus tres hijos y marido, que ahora que lo pienso detenidamente, era como el cuarto hijo. La peculiaridad de los regaños de mi madre radicaba en las frases que empleaba para ponernos a cada uno en nuestro lugar y dejaba bien claro que la matriarca era ella y su sabiduría incuestionable, hasta los perros han sabido respetar cada una de sus palabras:

-Estarás muy grandote, pero me cuelgo de tus bigotes y ¡te parto el hocico!

Aún me causa risa esa frase, digna de ella. No todo eran regaños, también se preocupaba por orientarnos, aconsejarnos y prepararnos para enfrentar la vida. Ninguna madre es tonta y los hijos constantemente ponemos a prueba sus habilidades y sabiduría. Mamá es tan afanosa en todas sus labores, nunca fue materialista. Nunca quiso un regalo especial. Siempre amable a recibir cualquier obsequio dado con amor.

Una vez tuve un sueño en que mamá se moría. Impotente y angustiado me desperté aun llorando, no olvido esa experiencia y algunas lágrimas aún viajan por mi rostro. Vaya que si tuve lágrimas en ese sueño. Una persona que me conoce muy bien, y a la que me he referido siempre como la “mujer incomparable” siempre me lo ha dicho, “el Tecuan y su mamitis”… estoy tremendamente mal educado, todo lo que quiero, tiene que llevar el sazón de mi mamá, pero ¿a quien no le pasa esto?

Realmente soy muy poco expresivo, en nuestra casa, no se nos enseño a decir “te amo”… eso lo aprendí en la calle, en los libros. Mi poco amor es responsabilidad de mi madre; no reniego de lo escaso sino que celebro que en mi exista dicho sentimiento que ella fabrica exclusivamente para mi. Exceso de amor es lo que ella sabe dar a sus hijos sin decirlo. Mamá lleva el exceso de humanidad y dios no la castiga por eso, es más, dios está de su lado (o al menos eso me hace entender lo que he aprendido de ella). Fielmente religiosa, católica hasta dónde sus hijos se lo permitimos. Todos los días hay una esperanza que crece en el interior de las madres, acunan a sus hijos desde el centro de todos sus deseos, cada mañana encienden las luces del mundo cuando preparan el desayuno, cuando se levantan de madrugada para tener todo en orden, cuando llevan a sus hijos a la escuela. Todos los días llenan de vida, cada palabra suya sana y entonces se hace visible la imagen del amor…

Hace unos párrafos mencione a sus nietos, y es que desde que ellos llegaron, creo es como empecé a darme cuenta de cómo nos educo. Mi madre es la imagen de la felicidad, cuando los niños la ven llegar a casa los ojos se transforman en pequeños diamantes de los que emana toda la luz del universo. Ella es el poder transformador, la fuente de vida, el continuo recordatorio de la fe, tiene fe en este mundo dislocado, tiene la suficiente fe para traer a la vida a nuevos seres a pesar de todo. Y lo más importante de todo, jamás ha perdido la fe en nosotros, sus hijos…

¡Ah, pero algunos días mi madre es una fiera! A veces habita en su cuerpo la furia de todos los mares, es implacable con quienes se atrevan a hacer daño a sus prodigios, a cada milagro que un día estuvo en su vientre.
Mi madre, también es suave como la espuma, contiene el perfume que calma la ansiedad y en sus manos caben todas las ilusiones infantiles, majestuosa, bella, fuerte. He aprendido que la distancia ha hecho más fuertes nuestros lazos, quizás porque solo aprendemos a valorar a las personas que queremos cuando sentimos su ausencia.

Por eso hoy, Gloria; madre, siento que te Amo más que cuando estaba muy cerca de ti, y no apreciaba lo que día a día me dabas, quizás porque sentí que estabas ahí siempre que te necesitaba. Mami, muchas gracias, porque muchas veces sentí estremecerme al ver tus ojos brillar de amor, pues tu silencio era mas elocuente que mil palabras. A través de él, siempre escuché los mil te amo tantas veces callados, y aunque tus labios se sellaban para impedir dejar volar tantas palabras que quisiste expresar, ahora te digo que no eran necesarias, pues siempre he sabido tu gran amor siempre presente para todos nosotros.

Cuántas veces Mami, en mis momentos de angustia, simplemente pasaste tu mano por mi cabeza, sin mediar palabra, para con ellas contagiarme de tu paz y tranquilidad, siempre lo lograste, sí, muchas veces sentí a través de ellas que todo se disipaba lentamente mientras solo sentía amor que se expandía mágicamente hacía mi. ¿Quién más que tú, puede sentir cuando mis gestos o palabras expresan algo más que un saludo? Que seguidamente tu acompañas de un -¿Qué te pasa?, sin que pueda evadir contarte todo lo que esta pasando…

¿Quién mejor que tu para escucharme casi siempre sin mediar palabras, finalizando con "Todo va a estar bien, ya verás, todo pasará"? Transmitiendo con esas palabras la fortaleza, tranquilidad y la certeza de que ya todo está bien con solo haberme escuchado.

Hoy quiero agradecerte Mami, no porque me diste todo lo que necesitaba, sino porque me enseñaste a valorar lo que tenía. No por llenarme de palabras bonitas, sino porque me enseñaste a ver en cada sonrisa, en cada mirada, en cada palabra, el amor implícito en cada una de ellas. No por llorar conmigo en mis momentos difíciles sino por  enseñarme que más allá del llanto se necesitan soluciones. No por ocultar mis errores (¡tengo tantos!), sino por enseñarme a reconocerlos y enmendarlos. No por resolver mis problemas, sino por enseñarme que la responsabilidad de su solución era solo mía. Gracias Madre, porque gracias a tu ejemplo, aprendí que el trabajo no es un castigo sino una bendición cuando se hace con amor por los seres que queremos, incluyéndonos a nosotros mismos.

Gracias a ti aprendí que los hijos no son de nuestra propiedad, que un día ellos necesitan hacer su vida, y no por ello se deja de ser Madre. Una vez mas quiero decirte "Te amo, Madre", no es porque hoy es un día especial (de hecho, no lo es), sino porque así lo he sentido todos los días de mi vida, y lo seguiré sintiendo mas allá de la eternidad…
Sigo sintiendo tu ternura de madre con la certeza de que es más intensa que antes. Me sigues dando “pellizcos” de alegrías a cambio de nada. Pellizcos que se quedan grabados en el alma. Para ti no existe la rutina, no existe el daño, ni siquiera te quejas cuando sufres. Gracias madre por darme tanto amor cuando me das la mano, cuando me miras, cuando me hablas, cuando lloras...

En fin madre, quiero que sepas que eres ese rayito de luz que alumbra mi vida, tu amistad, tus abrazos, tu sonrisa, tu cariño, tu paciencia, tus consejos, tu amor y todo lo bello que esta vida tiene tú me lo has dado. Tu amor, mami, siempre es el mismo pues si soy bueno tu eres buena y cuando he sido malo tú aún sigues siendo buena. Si te rechazo, me perdonas. Si me equivoco, me corriges. Si los demás no pueden conmigo, me abres una puerta. Si estoy feliz, celebras conmigo. Si estoy triste, no sonríes hasta hacerme reír.

Eres mi amiga incondicional. Eres quien necesito, eres mi vida, mi luz, mi cielo, mi aire, mi razón de vivir, eres la persona a quien quiero más que a mi vida, esta vida que tengo gracias al amor que nació entre tú y mi papá…
Dame tiempo Madre, para poder llenar el manantial de mi alma de todos tus instantes, quiero enriquecerme contigo madre. Tengo antas palabras en mi cabeza, pero todas disformes por ser tantas la emociones que quiero expresarte. Mami, muchas gracias y solo espero tener la entereza para no decepcionarte nunca y ser digno de tu legado.

HOY LO DIGO SIN DUDA ALGUNA, TE AMO MAMÁ... ERES LA CULPABLE DE TODO LO QUE SOY, Y TE PUEDO GARANTIZAR QUE HICISTE UN GRAN TRABAJO.
 (Sin duda alguna, detrás de un buen hombre, está una gran mujer.)

TECUAN