27.9.11

CLASES DE HOMBRES...

Hace un par de semanas vine aquí a hablarles del “Código de honor” y de la importancia que tiene el respetarlo, fomentarlo y ponerlo en práctica, bueno pues déjenme decirles que existe otro -Código de honor-, poco percibido para la mayoría de los “hombres” e incomprensible para todas las mujeres.

Este código se celebra en las actividades físicas rigurosas como la construcción, las composturas domésticas, el cambio de refacción de una llanta, al cargar cosas pesadas y el box… por citar algunos ejemplos.

Para ser más explícito con sus debilitadas mentes con IQ de 80, voy a citar un ejemplo personal.
Medalla al valor y al honor

Siéntense en mi regazo, alrededor de mí y escuchen con atención esta parábola:

Resulta que un fin de semana vinieron empleados de una compañía gasera para llevarse un tanque de 110kg. (Al que yo calculaba pesaba unos 45kg). Rápidos, serios y taciturnos, sin hacer mucho escándalo, lo desconectaron en menos de 10 minutos, un tiempo insospechado para mí que creía imposible de conseguir. Al terminar de desconectarlo, pensamos en la mejor solución para bajar ese pesado cilindro ya que se encontraba en la parte más alta de la casa; el techo y bueno, realmente mi opinión fue poco tomada en cuenta así que optaron por bajarlo todo de un solo “jalón” en vez de dividir el descenso en dos pasos como sugerí apoyado en las leyes de la física y la gravedad (si, la maldición de los ingenieros).

Prestos y en el acto de dispusieron a bajar el tanque y no es necesario decir que tampoco fui considerado para la sinergia física de cuatro puntos del tanque atados en uno solo con simetría casi perfecta y con nudos desconocidos -que jamás había visto- una obra de arte, sin duda.

En la lucha por la dominación del lastre, el poder fue otorgado a las manos más toscas y mejor corroídas, a la sabiduría también llamada “maña”, sin embargo; a los cerebros que automáticamente piensan soluciones pragmáticas con máquinas simples como YO, desde luego, fui el último lugar y fui asignado por los dominantes para desempeñar como un simple guía que soslayara los obstáculos al descender, en vez de una bestia de carga como alguna vez creí serlo de manera excelsa.

Mi perro Ix se encargaría de supervisar la actividad desde su trono…

Sería entonces un feble siervo, un vasallo, una nulidad de fuerza. Pero ¿porque la discriminación?… no, no es porque carezca de fortaleza física… no, no, no, es sencillo de saberlo, pues mi mente es hábil, es experta en soluciones profesionales dignas de un ingeniero… que sabe calcular vectores, resistencia de los materiales, diseño estructural metálico, programación en c, pascal y java… sin contar mis “horas nalga” posteando un buen verbo en mi blog y entreteniéndolos día con día, con mis puntadas en Facebook y Twitter… (Por cierto los que no me han agregado a twitter, háganlo ya @IX_TECUAN)

Regresemos…
Las verdaderas bestias de carga; hombres de piel gruesa, cuerpos robustos y brazos fuertes, llenos de proteínas, subieron con moderado esfuerzo la pila de 110kg a una pequeña barda de la azotea que sirve como seguridad para que mi perro Ix o uno mismo no se caiga. De ahí venía lo realmente difícil que era el empujar poco a poco el tanque hasta dejar que la gravedad guiara en línea recta su descenso, el cual sería controlado por los dos cargadores mediante una cuerda, quienes apoyarían sus pies sobre la barda para no dejar que el peso del tanque se los llevara con sigo. Incluso era riesgoso porque tenía residuos de gas y petrolato que podrían explotar en caso de un impacto. Aún con tal riesgo yo pedí una vez más ser considerado como un útil aliado contra el brutal golpe de gravedad que vendría; no obstante me remitieron a mi peldaño de inferioridad lastrera: un piso abajo ayudando al tanque a liberar obstáculos que pudieran presentarse en el descenso. Fue en esa tercer “bateada” y mientras bajaba la escalera, que pasó por mi mente; que posiblemente los muy canallas gaseros me ocultaban una técnica antiquísima para bajar objetos pesados que guardan celosamente cofradías de descendientes de los aztecas quienes piensan resguardar ese tesoro a cualquier costo y jamás revelárselo a un mestizo común y corriente como yo, aunque muy guapo, claro!!!!.

Bajé un poco desconsolado pensando en esa posibilidad, no obstante decidí hacer bien mi trabajo, así que esperé que echaran el tanque y lo hicieron. Como había predicho, el primer jalón iba a ser el más difícil, hizo bastante escándalo chocando contra la pared, jalando a los cargadores un poco. Esperé a que bajara un poco más para librar el descendimiento de unos cables y una cornisa. Luego de que lo hice ayudé a sujetar la cuerda dándole apoyo a los cargadores, tomando un poco de honor para mí también, pues mi participación había sido bastante útil.

La bajada fue un acontecimiento exitoso y a partir de ahí lo único que restaba era cargarlo un poco más, ya con las asideras de metal integradas al tanque, subirlo al camión y agradecer el esfuerzo de su trabajo por el cual cobraron. Aun así al despedirme de los cargadores pude notar un leve gesto de aprobación y supe que me habían aceptado -de panzazo quizá-, en su orden milenaria de cargadores de tanques de gas.

Bien, y ¿qué es lo que trato de decir con todo esto hijos míos?

Pues que, aunque pasé la prueba como un hombre fuerte y útil, me deprime un poco el saber que nunca seré una bestia de carga como ellos. Mi cuerpo no está hecho para la carga pesada. Soy inútil para el oficio. Ahora más que nunca tengo definido mi lugar en la sociedad espartana: yo soy de la clase guerrera, no de la cargadora. Mi cuerpo está hecho para el combate, mido 1.70mts, tengo brazos rápidos y zancadas largas, además de excelentes reflejos. Como Ephialtes…pero más guapo, claro!!

Estas manos fueron hechas para matar nada más. Pero yo no soy un asesino, y mi patria no está en peligro, así que, ¿qué queda por hacer?

Exacto, mis manos y todo mi ser están diseñados para dar placer y crear orgasmos maravillosos dignos de obras de arte a aquellas mujeres afortunadas que logren sentirlas algún día recorrer sus cuerpos y tenerme postrado en sus aposentos!!!!

Ese es mi destino…
Y lo acepto como todo un hombre. Lo que nos lleva a concluir lo que define el titulo de este post; existen cinco clases de hombres en toda sociedad mundial:
La clase cargadora, las personas fuertes y trabajadoras, el motor y pilar de nuestra sociedad.



...ahh no, perdón, perdón, esta clase hombres:





La clase guerrera, la del estómago fuerte, la encargada de solucionar las cosas a las que no se les halla solución. La parte fría y efectiva. Los asesinos, los mercenarios. Un mal necesario oculto en el lado siniestro de la sociedad.

La clase gobernante, los que saben organizan a las tres clases anteriores; como dijera Balzac: “con el resplandor del genio o con la habilidad de la corrupción”. A esta gente se le ama o se le odia.

La clase pensadora y filósofa, los que critican lo bueno y lo malo usando la razón. Los encargados de descubrir la verdad de todo, que suele ser el camino de la ciencia, la cual nos hace evolucionar hacia el bien común, generalmente.


Y la clase sexual, los hombres que como YO nos entregamos a la tarea de otorgar y dar a conocer a las mujeres el placer infinito que pueden causar unas manos hechas para dar muerte… chiquita… muchas veces… arroz!!!!

Ah, y por último…

Las mujeres, quienes barren eficientemente nuestras ágoras luego de que nos reunimos los hombres para tomar decisiones importantes mientras ellas nos preparan la comida y si se portan bien… les pagamos con placer.

¡Qué haríamos sin ustedes!


Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja


Tranquilas damitas y feministas, solo amanecí con elevados niveles de testosterona, eso es todo!!

Buen día mujeres, las amo.

TECUAN

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