Nada nuevo bajo el sol.
Después de mi rollo sobre la “nada”, estuve leyendo
algunas cuestiones filosóficas de ciertas personas llamadas “Nihilistas”. Ellos
niegan la existencia de todo, de toda evidencia, de toda prueba de vida, de
todo fundamento filosófico, de toda vida más allá de ésta, de toda
introspección que no suponga la negación del ser, de todo tratado sobre la vida
y la muerte porque para ellos es una unidad en sí misma. No hay nada nuevo bajo
el sol porque la vida no admite más aditamentos ni ninguna modificación más de
su estructura primigenia que nace de la nada y es la nada en sí misma.
Pero pienso que si es verdad que “no hay nada nuevo bajo el sol”, entonces el nihilismo tampoco tiene sentido en su propia esencia. Si niega toda evidencia de ser no puede existir en absoluto el nihilismo como fundamento filosófico porque dentro de la nada, la nada misma no tiene cabida.
Y es aquí donde nace la paradoja del nihilismo:
bajo el sol que nos cubre nadie puede negar nada porque nadie existe ni nada
existe tampoco. Existe el vacío total, un inmenso agujero negro que todo lo
succiona, lo traga, lo digiere y vomita después para que no queden ni los
restos de cualquier estructura filosófica con sentido.
Cada día el mundo es un sucedáneo de vida, una existencia condenada al aburrimiento, al tedio, a la ruptura con la felicidad. El nihilismo niega la felicidad porque niega la esperanza en sí misma. Sin esperanza no se puede vivir porque es como vivir sin ver más allá de hoy, de este instante, de este momento en que respiro. No hay futuro. Sin futuro no hay presente posible porque no podemos soñar, no podemos recrearnos con el qué ocurrirá, el mañana, lo que está por vivir.
El nihilismo implica, pues, la parálisis al matar
toda esperanza de futuro. Por eso nunca habrá nada nuevo bajo el sol y el sol
mismo no existe por lo que no puede haber nada nuevo bajo la inexistencia del
astro rey…
Sí, muchos se estarán preguntando ¿Qué chingados me
fume para llegar a está tesis? Y muchos otros ya saben que fue lo que fume y no
compartí, pero en realidad ese no es el problema, el problema no es que no te
comparta de lo que fume, el problema radica en tu poca disposición para “conectarte”…
Hace unas horas @CitSiordia mencionó en un twitter “Gracias a @ix_tecuan por motivarme a descubrir el poder de las conectadas”
Y eso fue lo que le entendí, el poder de “conectarse” con ese mundo onírico, irreal, surrealista, nihilista que sólo se encuentra en ciertos estratos de la conciencia a los que no se llega por un camino “normal”. Precisamente, el nihilismo mata la diferenciación entre el tiempo subjetivo y el tiempo objetivo. No existe reflexión posible sobre el paso del tiempo y las sensaciones subjetivas que el propio tiempo nos proporciona. El pasado, el presente y el futuro se unifican en la unidad de negatividad máxima y se acaba todo. La vida no puede existir sin tiempo posible para su desarrollo. Si no hay tiempo no hay ser posible. Si el ser no es posible no hay pensamiento que surja de él. Y si no existe pensamiento posible; el nihilismo se queda en nada, en nada menos que nada porque no tiene sentido ni la nada que ellos, los nihilistas, propugnan.
El nihilismo choca de frente con el existencialismo. La vida como pesadez y pesadumbre, como asco ante el dolor y el sinsentido del ser. ¿El hombre es un ser para la muerte, o el hombre es un ser para la angustia? La angustia ahoga la garganta y prohíbe la edificación de hábitos propios de la felicidad. El existencialismo también mata la esperanza, pero al menos permite la existencia del ser como patrimonio autónomo de sí mismo. Ésa es la diferencia básica entre el nihilismo y el existencialismo: el reconocimiento o no del propio ser.
Nihilismo, existencialismo y humanismo. Tres sistemas de pensamiento autónomos pero interrelacionados. La nada, el ser y el hombre, una combinación explosiva de incalculables proporciones. El nihilismo niega el ser. El existencialismo justifica el ser como la existencia misma. Y el humanismo cree en el ser humano. De los tres el paradójico es el nihilismo porque con él nada es posible. Niega incluso el existencialismo y el humanismo. Niega su propia razón de ser porque la nada no sirve para construir ningún edificio de pensamiento posible y que tenga la suficiente solidez como para generar esperanza.
La esperanza es imprescindible para vivir. Y el nihilismo niega esa esperanza.
¿Y quién coño es el Tecuan para venir a hablarles
de cosas tan complicadas en domingo?
Bueno, según el nihilismo, no soy nadie. El Nihilismo es
esa situación de no saber ¿qué hacer?, de estar perdido en el mundo, de
notar que nada tiene sentido, deambular por la vida en “automático” y no
poder ser feliz con lo que se hace, ni con lo que se tiene, ya lo había
mencionado de cierta forma en mi perfil de Facebook, con base en la experienciaque generó en mí el libro “FACTOTUM” de Bukowski, nihil, en latín significa NADA.
Venir al mundo es una decisión ajena, impuesta por
la voluntad de otros (nuestros padres). Durante nuestra infancia y adolescencia
no estamos capacitados para ratificar esa decisión ni imponer nuestras
condiciones. Las personas nacemos por decisión de otros en un determinado
entorno físico, familiar y social, dotados de características genéticas
concretas, que jamás podremos cambiar. Pero de ahí en adelante podemos
modificar y decidir sobre nuestra vida ya que nos pertenece en exclusiva.
No hay voluntad ajena -ni de otro individuo ni de
la colectividad, ni impuesta por la tradición, ni por las creencias culturales,
místicas o políticas predominantes- que merezca una consideración moral más
alta que nuestra propia voluntad, ni hay por lo tanto, restricción alguna al
ejercicio de nuestra libertad que cuente con una legitimidad natural.
La mayoría de las personas nunca llegan a ser
conscientes de su soberanía, de su derecho a la misma ni de la enorme invasión
de ésta que padecen. Pero las personas, por si mismas, son seres inteligentes y
capaces de auto gobernarse. Cualquier persona, en cualquier momento de su vida,
tiene toda la legitimidad para reconsiderar y modificar todo aquello relativo a
sí misma y a su vida que de ella depende, incluido el propio hecho de existir.
Esto le faculta para tomar cuantas decisiones desee sobre su persona, su
cuerpo, su mente y su aceptación o rechazo de cualquier valor, su nombre, su
relación con los demás y su forma y estilo de vida. No tomar decisión alguna,
como hace gran parte de la población, es también una decisión, aunque la
mayoría no sea consciente. Los que por simple inconsciencia, por inercia
cultural o por desidia se dejan llevar por el “statu quo” en el que nacieron y
fueron educados están también ejerciendo una opción.
Durante siglos se nos ha enseñado y adoctrinado
desde las más diversas filosofías e ideologías -desde el cristianismo y el
judaísmo hasta el islam, desde el fascismo a la socialdemocracia y desde el
comunismo hasta el conservadurismo- que las personas viven en función de la
comunidad a la que “pertenecen”, que deben asumir sus valores, tradiciones,
reglas. Obedecer.
El "altruismo", la afirmación del
"otro", se nos impone desde el colegio hasta el asilo y desde los
púlpitos de la iglesia, las tribunas de la política, los medios de
comunicación, la paternal institución de la familia o las más diversas
organizaciones humanas, pero siempre con el objetivo, consciente o no y a veces
incluso bienintencionado, de SOMETERNOS.
Y estoy hablando de creencias filosóficas,
teológicas, religiosas sociales o políticas, incluso éste mismo escrito podría
ser visto (si esa fuera mi intención) cómo un tratado de rebeldía que pretende
imponer una “nueva” o distinta manera de pensar, que te haga revolucionar tu
mente y llevarla a estados de duda que te permitan abrir tu panorama a otras
ideas… pero esa es tu decisión, yo decido sólo plasmar lo que pienso o me hace
pensar “ganja” (investígalo)
Toda forma de limitación del poder de la persona
sobre sí misma, sobre su vida y sobre sus decisiones es ilegitimidad en origen.
Aunque todas las demás personas del planeta estuvieran plenamente de acuerdo en
imponer a un individuo ciertas limitaciones, seguiría siendo moralmente
superior el derecho natural de ese individuo a no acatarlas mientras no limite
la libertad a otros. Los humanos somos seres gregarios, que necesitan
relacionarse con otros individuos para llevar una vida medianamente soportable,
pero también sabemos que las normas de convivencia han sido históricamente
dictadas por el poder y la autoridad (religiosa, política, cultural, económica,
etc.) y por lo tanto no parten de una legitimidad primaria. Acatar
irreflexivamente normas que limitan el autogobierno personal es también ejercer
una opción: tal vez la más cómoda para la mayoría pero también la más dolorosa
y humillante para algunos de nosotros.
Se nos ha enseñado a aceptar sin rechistar lo que
el poder nos ordena o prohíbe, porque quienes lo ostentan actúan "en
nuestro nombre", están "legitimados en las urnas" o responden a
la voluntad de la mayoría.
Y ese es el punto al que deseo llegar, me siento
facultado para hacer absolutamente cuanto deseo. "Hacer" incluye por
supuesto el "no hacer". La libertad de cada uno no termina donde
empieza ese eufemismo que es "la de los demás" que sirve como excusa
para que las élites interpretadoras hagan y deshagan a su antojo, sino que
termina exactamente donde comienza la inalienable soberanía individual de otra
persona concreta, real y determinada.
Y todo esto surgió de una polémica que tuve con mi padre
hace unas horas, se cuestionaba si, con mis ideas plasmadas en mi página “Yisus
Craist”, material blasfemo e irreverente; no estaba contribuyendo al daño de
las susceptibilidades de la gente que “cree” en Cristo, la iglesia católica y demás
acepciones, la respuesta a MI PADRE fue muy simple:
“No tengo a quien idolatrar ni a quien demonizar si
soy mi único dueño y soberano”. Soy creyente de la duda.
Sí; nosotros somos, conscientemente, los
responsables de todo lo bueno y de todo lo malo que nos suceda, si nosotros
razonamos y decidimos con todas las consecuencias, en definitiva podemos ser
libres y no tenemos sino una consciencia plena de nuestra condición de
personas, de individuos de una especie animal, únicos y auto poseídos. Seremos
libres, seremos soberanos, es decir, seremos plenamente humanos.
Y quienes no quieran aceptar el reto, sean mayoría
o no, están en su derecho de no hacerlo, pero no de imponerme a mí, ni a nadie
más las consecuencias filosóficas y políticas de su miedo a la libertad.
TE AMO PADRE
NADA ES REAL, TODO ESTÁ PERMITIDO (Assassin’s creed)
TECUAN
Hola,
ResponderBorrarLo que tu describes es el nihilismo pasivo, bastante diferenciado del nihilismo activo (desaprender, analizar y construir tu propio código moral). Chequea la revista NADA http://revistanada.blogspot.com.es/ que la descubrí hace poco y está chida.
Muy buena revista "anónimo", muchas gracias!! En efecto, el nihilismo pasivo y el nihilismo activo suponen diferencias bien marcadas... seguiré informándome.
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