¡¡Pongan atención lectores, que vengo a hablarles de mi
madre!!…
Siempre he intentado mantener un equilibrio entre aspectos
personales, emocionales y sobre todo familiares en mi blog. Últimamente he
estado un poco cargado a los temas más personales, pero tiene que ver con
eventos bien importantes en el plano personal que me han pasado en las últimas
semanas.
Bien es cierto que la soledad, si se sabe convivir con ella
sin caer en un “vacío” depresivo o en un estado catatónico de martirio
incesante, victimándonos y haciéndonos infelices sin necesidad alguna; ésta, la
soledad, puede ser una gran maestra, una buena consejera y una terapeuta muy
efectiva. Insisto, uno debe saber sobrellevar la soledad sin caer en tórridos
abismos angustiantes, es complicado pero una vez que se logra disfrutar la
soledad, uno encuentra respuestas, uno vislumbra cosas que en otro estado no
habría podido conseguir ya que simplemente pierden importancia embelesados por
esas cosas que creemos importantes… UN DÍA NOS HACEMOS ADULTOS Y DESCUBRIMOS
QUE, EN LA VIDA; LA SOLEDAD, LA VERDADERA SOLEDAD, LA ELEGIDA CONSCIENTEMENTE,
NO ES UN CASTIGO, NI SIQUIERA UNA FORMA ENFERMIZA DE AISLAMIENTO, SINO EL ÚNICO
ESTADO DIGNO DEL SER HUMANO. Y ENTONCES YA NO ES TAN DIFÍCIL SOPORTARLA. ES
COMO VIVIR EN UN GRAN ESPACIO DONDE SIEMPRE RESPIRAS UN AIRE LIMPIO.
Como lo dije en un post pasado, gracias a la idea del nuevo
comienzo, del “reinicio”, me he dado cuenta que durante un periodo importante
de mi vida, he tomado muy a la ligera el papel que tiene mi madre en mi
existencia, no he fijado demasiado interés hacia el valor que realmente tiene
este maravilloso ser que la vida me otorgó.
Erróneamente le damos importancia a otras cosas que realmente
no la tienen, vamos haciendo a lado a mamá, que si la salida con los amigos, que
las llamadas telefónicas, la escuela, la novia, los desamores, el trabajo etc…
Haciendo cuentas, verificando el inventario de entradas y
salidas emocionales, mi madre siempre ha estado ahí, nunca nos dice (a sus
hijos) “no tengo tiempo” o “después”, como solemos hacerlo cuando vamos hacia
un lado con los amigos, o para algo que no nos interesa, ella siempre nos
escucha.
Tú ¿Te has puesto a pensar? ¿Cuantas veces has escuchado con
atención a tu madre? ¿Sabes acaso que piensa, que quiere, como ve la vida?
Si lo has hecho, mis respetos para ti, yo apenas hace un par
de años estoy comenzando a conocer realmente a mi madre y créeme, me siento muy
orgulloso de la maravillosa persona que es, pero lamento darme cuenta en este
momento de mi vida, en que estoy a punto de alcanzar el “tercer piso”, los
treinta años…
No me lamento realmente el darme cuenta apenas, lamento
haber desperdiciado muchos años sin saber agradecerle realmente un poco, todo
lo que ha hecho por mi y sus hijos, aunque “las cosas pasan por algo”… quizá
nunca había tenido la madurez necesaria para comprenderlo o no me había perdido
en momentos de solemnidad como estos en los que ahora estoy para valorar las
cosas y evaluarlas desde otra perspectiva.
Lo primero que yo destacaría de mi mamá es cómo nos enseñó a
apreciar las cosas que se logran con esfuerzo. Nos enseñó a trabajar muy duro
por lo que realmente queremos. Supongo que eso lo aprendió de sus padres. Mi madre
es una mujer excepcional, muy dedicada, trabajadora, fuerte, me faltan muchas palabras
para seguir admirándola y tratar un poco acercarme a lo que ella realmente es,
sin embargo yo su hijo, aparte de 2 hijos más (una mujer y otro hombre) debo de
aceptar que no la he sabido realmente valorar, durante mi estancia en el hogar
por ejemplo. Tengo vagas ideas de cuando cursaba la primaria y la secundaria,
no había ningún problema con ella, solo detallitos como en cualquier familia,
fui un hijo tranquilo, mi madre y yo éramos inseparables andábamos juntos casi siempre,
he sido algo flojo para las labores domésticas, sin embargo a ella esto no le
importaba. Me dejaba ser y se reía cada que me contaba con sorna, -Beto, tu de
pequeño, cuándo te pedía que me ayudaras a barrer, decías: “no mamá, si yo no
soy vieja”- nos reímos juntos de las palabras que decía de pequeño, aunque
quizá tanto solapar mis desobediencias crearon esa postura incólume de
valemadrismo por mi parte, no estoy culpando a mi madre de nada, sé que soy una
gran persona, muy inteligente, culto, me gusta aprender y conocer, me encanta
la lectura, la música, soy en general un buen hombre, con defectos y virtudes,
pero haciendo un balance general, soy bueno y todo esto GRACIAS A MI MADRE
precisamente.
Hoy las cosas toman un matiz diferente. Mi madre es una
mujer peculiar, maravillosa, puedo decir tanto sobre ella, y de las mil capas
que le descubro con el paso del tiempo y eso me encanta; tomando en cuenta que
nadie sabe ser padre o madre, cabe aquí decir que ella fue una madre joven,
inicio a los 17 años siendo madre de mi hermana mayor, Mónica (otra mamá, muy
hermosa y excepcional) y hoy a su edad, es la joven abuela de una guapísima
adolescente de 16 años, una hermosa princesa de 13 y un galán travieso de 7; además
es madre también de tres primas más, que ella con mucho amor acepto tomar
responsabilidad cuando nadie se lo pidió, esas tres primas hermanas, huérfanas
circunstanciales de madre y padre por cuestiones que no son importantes
mencionar aquí, mi madre apenas termino la primaria, así que sus posibilidades
eran pocas o más difíciles. Siendo una mujer muy joven y recién casada,
descubrió a base de regaños y enseñanzas duras de su suegra (mi abuela paterna)
que su peor pesadilla era cocinar entre otras cosas, pero nunca lo evitó, nunca
tiró la toalla, mi abuela paterna, otra madre de pantalones y mucho valor le
enseño, junto con su madre (mi abuela materna) lo que hasta el día de hoy ella
sabe ser.
Un mal día mi madre tuvo que trabajar para darnos de comer a
sus tres “chilpayates” debido a crisis económicas y la falta de empleo de mi
papá. Mi madre despertó siendo “ayudante de cocina”, si se le puede llamar así,
ya que mi abuela vendía quesadillas, de ahí aprendió a darle un sazón muy rico
a sus comidas, esta actividad, tengo la certeza; durante todo el tiempo que la
realizó, la hizo llorar más de una vez, pero estoicamente soporto quemadas,
cortadas, y entripados para sacar adelante a sus hijos y su familia.
Esto que acabo de narrarles, escueto, muy escueto de hecho;
es solo por contarles a manera rápida uno de los más grandes orgullos que llevo
en mi mente y mi corazón respecto al temple y gran corazón que tiene mi madre.
Nunca, nunca voy a poder terminar de agradecer todos esos sacrificios, hambres,
fríos, miedos y dolores que ella oculto a nosotros sus hijos por brindarnos
seguridad, confianza y sobre todo educación.
Yo, convivía muy poco con mi madre, mi orgullo y mi ceguera ante ciertas cosas
sin importancia nos dificultaban la convivencia o la relación madre–hijo o
hijos. Cuando coincidíamos en casa, discutíamos por mi orgullo y soberbia, mi
necedad y ceguera.
Mi madre, desde que me acuerdo, siempre se ha levantado
temprano, comenzaba a ordenar y limpiar la casa en que habitaba con sus tres hijos
y marido, que ahora que lo pienso detenidamente, era como el cuarto hijo. La
peculiaridad de los regaños de mi madre radicaba en las frases que empleaba
para ponernos a cada uno en nuestro lugar y dejaba bien claro que la matriarca
era ella y su sabiduría incuestionable, hasta los perros han sabido respetar
cada una de sus palabras:
-Estarás muy grandote, pero me cuelgo de tus bigotes y ¡te parto el hocico!
Aún me causa risa esa frase, digna de ella. No todo eran regaños,
también se preocupaba por orientarnos, aconsejarnos y prepararnos para
enfrentar la vida. Ninguna madre es tonta y los hijos constantemente ponemos a
prueba sus habilidades y sabiduría. Mamá es tan afanosa en todas sus labores,
nunca fue materialista. Nunca quiso un regalo especial. Siempre amable a
recibir cualquier obsequio dado con amor.
Una vez tuve un sueño en que mamá se moría. Impotente y
angustiado me desperté aun llorando, no olvido esa experiencia y algunas
lágrimas aún viajan por mi rostro. Vaya que si tuve lágrimas en ese sueño. Una
persona que me conoce muy bien, y a la que me he referido siempre como la
“mujer incomparable” siempre me lo ha dicho, “el Tecuan y su mamitis”… estoy
tremendamente mal educado, todo lo que quiero, tiene que llevar el sazón de mi
mamá, pero ¿a quien no le pasa esto?
Realmente soy muy poco expresivo, en nuestra casa, no se nos
enseño a decir “te amo”… eso lo aprendí en la calle, en los libros. Mi poco
amor es responsabilidad de mi madre; no reniego de lo escaso sino que celebro que
en mi exista dicho sentimiento que ella fabrica exclusivamente para mi. Exceso
de amor es lo que ella sabe dar a sus hijos sin decirlo. Mamá lleva el exceso
de humanidad y dios no la castiga por eso, es más, dios está de su lado (o al
menos eso me hace entender lo que he aprendido de ella). Fielmente religiosa,
católica hasta dónde sus hijos se lo permitimos. Todos los días hay una
esperanza que crece en el interior de las madres, acunan a sus hijos desde el
centro de todos sus deseos, cada mañana encienden las luces del mundo cuando
preparan el desayuno, cuando se levantan de madrugada para tener todo en orden,
cuando llevan a sus hijos a la escuela. Todos los días llenan de vida, cada
palabra suya sana y entonces se hace visible la imagen del amor…
Hace unos párrafos mencione a sus nietos, y es que desde que
ellos llegaron, creo es como empecé a darme cuenta de cómo nos educo. Mi madre
es la imagen de la felicidad, cuando los niños la ven llegar a casa los ojos se
transforman en pequeños diamantes de los que emana toda la luz del universo.
Ella es el poder transformador, la fuente de vida, el continuo recordatorio de
la fe, tiene fe en este mundo dislocado, tiene la suficiente fe para traer a la
vida a nuevos seres a pesar de todo. Y lo más importante de todo, jamás ha
perdido la fe en nosotros, sus hijos…
¡Ah, pero algunos días mi madre es una fiera! A veces habita
en su cuerpo la furia de todos los mares, es implacable con quienes se atrevan
a hacer daño a sus prodigios, a cada milagro que un día estuvo en su vientre.
Mi madre, también es suave como la espuma, contiene el
perfume que calma la ansiedad y en sus manos caben todas las ilusiones
infantiles, majestuosa, bella, fuerte. He aprendido que la distancia ha hecho más
fuertes nuestros lazos, quizás porque solo aprendemos a valorar a las personas
que queremos cuando sentimos su ausencia.
Por eso hoy, Gloria; madre, siento que te Amo más que cuando
estaba muy cerca de ti, y no apreciaba lo que día a día me dabas, quizás porque
sentí que estabas ahí siempre que te necesitaba. Mami, muchas gracias, porque
muchas veces sentí estremecerme al ver tus ojos brillar de amor, pues tu
silencio era mas elocuente que mil palabras. A través de él, siempre escuché
los mil te amo tantas veces callados, y aunque tus labios se sellaban para
impedir dejar volar tantas palabras que quisiste expresar, ahora te digo que no
eran necesarias, pues siempre he sabido tu gran amor siempre presente para
todos nosotros.
Cuántas veces Mami, en mis momentos de angustia, simplemente
pasaste tu mano por mi cabeza, sin mediar palabra, para con ellas contagiarme de
tu paz y tranquilidad, siempre lo lograste, sí, muchas veces sentí a
través de ellas que todo se disipaba lentamente mientras solo sentía
amor que se expandía mágicamente hacía mi. ¿Quién más que tú, puede sentir
cuando mis gestos o palabras expresan algo más que un saludo? Que seguidamente tu
acompañas de un -¿Qué te pasa?, sin que pueda evadir contarte todo lo que esta
pasando…
¿Quién mejor que tu para escucharme casi siempre sin mediar
palabras, finalizando con "Todo va a estar bien, ya verás, todo
pasará"? Transmitiendo con esas palabras la fortaleza, tranquilidad y la
certeza de que ya todo está bien con solo haberme escuchado.
Hoy quiero agradecerte Mami, no porque me diste todo lo que
necesitaba, sino porque me enseñaste a valorar lo que tenía. No por llenarme
de palabras bonitas, sino porque me enseñaste a ver en cada sonrisa, en
cada mirada, en cada palabra, el amor implícito en cada una de ellas. No
por llorar conmigo en mis momentos difíciles sino por enseñarme que más
allá del llanto se necesitan soluciones. No por ocultar mis errores (¡tengo
tantos!), sino por enseñarme a reconocerlos y enmendarlos. No por resolver
mis problemas, sino por enseñarme que la responsabilidad de su solución era
solo mía. Gracias Madre, porque gracias a tu ejemplo, aprendí que el trabajo no
es un castigo sino una bendición cuando se hace con amor por los seres que
queremos, incluyéndonos a nosotros mismos.
Gracias a ti aprendí que los hijos no son de nuestra
propiedad, que un día ellos necesitan hacer su vida, y no por ello se deja de ser
Madre. Una vez mas quiero decirte "Te amo, Madre", no es porque hoy
es un día especial (de hecho, no lo es), sino porque así lo he sentido todos
los días de mi vida, y lo seguiré sintiendo mas allá de la eternidad…
Sigo sintiendo tu ternura de madre con la certeza de que es
más intensa que antes. Me sigues dando “pellizcos” de alegrías a cambio de
nada. Pellizcos que se quedan grabados en el alma. Para ti no existe la rutina,
no existe el daño, ni siquiera te quejas cuando sufres. Gracias madre por darme
tanto amor cuando me das la mano, cuando me miras, cuando me hablas, cuando
lloras...
En fin madre, quiero que sepas que eres ese rayito de luz
que alumbra mi vida, tu amistad, tus abrazos, tu sonrisa, tu cariño, tu
paciencia, tus consejos, tu amor y todo lo bello que esta vida tiene tú me lo has
dado. Tu amor, mami, siempre es el mismo pues si soy bueno tu eres buena y
cuando he sido malo tú aún sigues siendo buena. Si te rechazo, me perdonas. Si
me equivoco, me corriges. Si los demás no pueden conmigo, me abres una puerta.
Si estoy feliz, celebras conmigo. Si estoy triste, no sonríes hasta hacerme
reír.
Eres mi amiga incondicional. Eres quien necesito, eres mi vida, mi luz, mi cielo, mi aire, mi razón de vivir, eres la persona a quien quiero más que a mi vida, esta vida que tengo gracias al amor que nació entre tú y mi papá…
Dame tiempo Madre, para poder llenar el manantial de mi alma
de todos tus instantes, quiero enriquecerme contigo madre. Tengo antas palabras
en mi cabeza, pero todas disformes por ser tantas la emociones que quiero
expresarte. Mami, muchas gracias y solo espero tener la entereza para no
decepcionarte nunca y ser digno de tu legado.
HOY LO DIGO SIN DUDA ALGUNA, TE AMO MAMÁ... ERES LA CULPABLE
DE TODO LO QUE SOY, Y TE PUEDO GARANTIZAR QUE HICISTE UN GRAN TRABAJO.
NO inventes chamaco si lo que querias era hacerme llorar lo lograste, si pero la verdad es que llore de gusto y felicidad porque siento que a estas alturas de tu vida, por fin te das cuenta que tienes MADRE porque madre solo hay una en la vida, no no es cierto hijo me da mucho gusto darme cuenta que estas madurando bueno tal vez no sea eso, si no que yo pienso que escribes todo esto cuando mas solo y triste estas o te sientes, de verdad gracias por todas esas palabras me siento muy orgullosa de ti , yo siempre lo he dicho que mis tres hijos son muy inteligentes y personas muy admirables para mi ustedes son un gran ejemplo a seguir una chulada los tres,tal vez con defectos pero tambien grandes virtudes, los quiero, los adoro ,los amo, ustedes son mi vida entera, quizas por eso soy asi contigo y cada uno de tus hermanos, QUE DIOS ME LOS CUIDE Y BENDIGA SIEMPRE, SIEMPRE,cuidate y echale muchas ganas sigue con entusiasmo aprovecha al maximo tu tiempo y lo que haces ,hay que valorar siempre lo que tenemos nuevamente gracias hijo te QUIERO MUCHO MUCHO MUCHO.
ResponderBorrarHermosas palabras a tú amada Madre, uno es lo que ellas siembran en nosotros y muy seguramente uno no se da cuenta. Mejor aún cuando la tienes entre tu vida, porqué cuando ella no está, el mismo aire te hace falta y excepcionalmente expresas todo ese amor que puede sentir uno por nuestra madre.
ResponderBorrarFelicidades por tenerse.
QUE hermosa mama tienes con todo respeto, cuidala, quierela, respetala porque es muy cierto ese dicho ,detras de un gran hombre hay una gran mujer, y si todavia la tienes valorala, un maravilloso ejemplo de MUJER, MADRE, AMIGA ,OCOMPAÑERA, ETC. YO QUIERO UNA COMO LA TUYA, TE FELICITO .
ResponderBorrar¡Que hermoso texto! Y más aún, que hermosos sentimientos tienes.
ResponderBorrarSon tremendamente admirables las mamis (No todas, es la triste verdad) aquellas que con una mirada lo dicen todo. He visto a niños quedarse quietos, fríos con un solo gesto de su madre (Mufasa ¡Uhhh!) es ese momento de magia lo que te hace enchinar la piel.
En mi caso, recuerdo mucho cuando cerré ese pacto con mi mamá (Conscientemente) de amistad, de protección... no sé cómo llamarlo, el momento en que supe que ella era mi todo y lo era todo para ella, estaba empezando la primaria y tuvieron que telefonearla para que fuera a hablar con la directora por mi comportamiento. Te imaginaras la escena, escuela de monjas, una habitación fría, fría y justamente un Cristo que me miraba tan feo que tuve que taparlo (Si, sume putos). Y llego mi mamá. La escuchaba subir las escaleras y venir hablando con una Sor -¿Cómo es posible que una señorita de su edad se esté golpeando con un caballerito mayor que ella en pleno patio?- Terminando la frase entro a la habitación (Si la verdad tenía miedo, pero de todo lo que se me acusaba) ella me miro y con un no sé que, de no sé cómo, me lleno de seguridad el alma al tiempo que respondía -Yo conozco a mi hija y si ella respondió así, les aseguro que algo le hicieron-. No tuvo que hablar conmigo, no tuvo que escuchar versiones, ella sabia quien era yo y eso le bastaba. Me enderece (La verdad sí, me lucí de mi mami frente a las monjas) y camine con ella al escritorio de la Superior, lo demás es lo de menos.
Es por esto que las miradas de las mamas me impactan, son capaces de TODO, de verdad de TODO con su mirada.
Me fascina este escrito a tu madre, la verdad no tengo la fuerza de hacer algo similar ya que apenas nos decimos te quiero y un mar de llanto nos inunda y pa´que quieres.
Que hermoso, en verdad.
-Nimue-
el capo se iso presente, magestuoso
ResponderBorrarYa hasta quiero conocer a tú mamá que se me hace que a de ser como mi Flower jajajaja, ojalá algún día mí hijo hable así de mí :) hermoso Tecuan, me encantoooo ...Te mato un pollo XD
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