30.10.14

DE EL REENCUENTRO CON EL ÚNICO Y VERDADERO AMOR...

"-Siempre me han gustado tus iniciales…-
-GMC está chido, ¿no? :) -"

Tenía mucho tiempo que no me daban ganas de escribir un post “de esos”… de esos que salen sin previo aviso y se vuelven favoritos, porque expresan tantas emociones, que la gente se vuelve loca por saber de qué o de quién se está hablando, o simplemente porque el contenido de proyecciones emocionales es fácilmente identificable por aquellos a los que alguna vez en su vida fueron tocados por ese virus emocional que estremece el corazón y cuyo nombre no pronunciaré… no en este blog, no en éste post. Porque este post no trata sobre el amor… Douh!!


Pues llego la hora, la musa volvió a postrarse frente a mí y esto fue lo que me regalo.


-Siempre me han gustado tus iniciales-… le dije hace unos días, pero la realidad es que siempre me gustó y siempre me ha gustado todo de ella, aunque se hubiera llamado Gudberta, Masiosare, Gelipa o Ruperta. Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían razones para serlo, bueno algunas veces fui un completo imbécil. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y los espinos. Aquéllos primeros gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; los otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie puede borrar ya. Justo de eso se trata esta querella de letras, de los designios e infortunios que cada quien tiene que vivir para llegar a dónde está.

Así como muchos de ustedes, en su tiempo; yo tuve una primera novia. Mi primera novia era hermosa. ¡Vamos! Era tan hermosa como todas las primeras novias. En aquél entonces tenía 17 años, por uno meses menos, yo también y siempre temblaba al verla, yo le regalaba una flor y ella me regalaba un beso, era un trueque justo en el que ambos ganábamos. Tomados de la mano vagábamos por las calles laterales. Hablábamos estupideces sin sentido, a veces veíamos el futuro, nuestro futuro y nos reíamos. Yo era el amor de su vida, ella era el amor de mi vida. Nos despedíamos casi siempre en la esquina de su casa. Luego yo regresaba presuroso a la mía. Era el tiempo de curas, ángeles, fuego eterno y toda esa mierda. Estando con ella todo era hermoso y doloroso. Hermoso por estar con ella ¡Era el amor de mi vida! Doloroso porque todos los días tenían fin aunque al día siguiente, todo volvía a comenzar. En fin, pasaron los años. Recuerdo el tiempo cuando iba a su casa en las noches o ella venía a la mía cuando no había familia. Y hacíamos “el amor” o el sexo. No importan las categorías, en ese entonces yo era tan precoz, que sea lo que fuere que hiciéramos; duraba lo que hoy en día dura el “verdadero amor”, un instante; aunque siempre era hermoso. Terminábamos y si mi hermano no nos descubría semidesnudos nos quedaba tiempo para contarle algunas historias y sonreír.

A veces lloraba y le consolaba. Le decía que la vida era así. Que no se preocupara. Que vendrían tiempos mejores. Y si se podía, volvíamos a hacer el amor o el sexo. Sin importar las categorías. Luego pasó el tiempo, otra vez.

¿Cuántas veces vuelven a nosotros sentimientos que ya creíamos superados?

Cuando menos lo esperas vienen a tu encuentro pensamientos ya olvidados capaces de despertar en uno mismo aquello que ya dábamos por olvidado. De pronto, una pregunta empieza a rondar tu mente o una emoción aletargada por el tiempo vuelve a renacer… y ya no hay vuelta atrás. Difícil explicar lo vivido. Difícil relatar lo ocurrido. Difícil demostrar lo sentido. Hay momentos que están hechos para ser experimentados en carne propia, pues hasta al mejor escritor le faltarían palabras para expresarlo. Momentos que a pesar de ser relatados con uno y mil detalles no se acercarían ni en una décima parte a lo que en realidad fueron.

Explosión de sensaciones, de vivencias, de encuentros, de sonrisas, de lágrimas, de afectos, de conversaciones, de emociones… Una amalgama de todo y de nada, de todos y de nadie, de ti y de mí.

Ahora, desde la distancia que otorga el tiempo, uno se empeña en poner nombre a cada hecho pasado, sentido y ocurrido. Uno intenta organizar cabeza y corazón como si de una despensa se tratase para que todo quede bien colocado y asentado… Pero imposible… Hay tal imbricación de emociones que al recordarlo lo único que viene a mí es una sonrisa de satisfacción y a la vez de complicidad. Una sonrisa que pone de manifiesto la magia y locura de todo este misterio.

Hace poco soñé que estaba nuevamente allí. Con ella. Todo pasaba y nosotros mirándonos frente a frente no nos dábamos cuenta; trenes que descarrilaban y caían por precipicios, barcos que se hundían envueltos en tormentas, aviones que desaparecían de los radares. Incluso le decía que era un sueño. -Es un sueño GMC- le decía. Esto no está sucediendo. -No es un sueño- contestaba. Estás nuevamente conmigo. Me amas como antes. Soy el gran amor de tu vida. -Es que no puede ser-, le dije. Ya verás cuando despierte, tú no vas a estar. -No es un sueño mi amor. Estoy contigo y no necesitas despertar. ¿Es que acaso no recuerdas el gran amor que nos tuvimos? Ese amor ha vuelto. Estoy aquí para ti. Para nunca separarnos más-.

-          No creo en ti ni en los putos boleros. Esto es un sueño. Nada más que un sueño. - Eso le dije.

Desperté, exaltado, verifiqué que no estuviera durmiendo a mi lado y me alegré. Los trenes llegarían a su destino. Los barcos arribarían a la costa. Los aviones aterrizarían a tiempo. ¿Me alegré de que en verdad fuera un sueño?

Cada tanto el amor se termina. Al menos, eso es lo que se nos dice, o la forma en como la vida, nos adoctrina. Es un cataclismo, no atinamos a nada. Es un pequeño cataclismo. Las olas golpean fuerte en tu corazón. Debes empacar e irte. No hay remedio. Debes alejarte del rompiente. Tomar el primer tren. Alejarte. Debes alejarte. Volver a ese lugar solitario tantas veces recorrido. Es duro. Ya sé que es duro. Debes hacerlo. Convertirte en sombra de tu sombra. Caminar sin rumbo por derroteros desolados. Caminar sin rumbo, sin alma, sin gente. Seguro que al menor descuido, los pájaros del adiós te sacarán los ojos. Caminar por lugares en donde no crece la hierba. Y solo, completamente. Sabiendo que el mundo se deforma. Que todo ha dejado de tener sentido. Que el tigre atenaza su presa. Y vas y vienes. Das vueltas por ahí. El mundo es un paraje desierto. Hasta que llegas a un terreno baldío, y en una pared, escrita con letra de molde y pintura en aerosol, la frase;

NO TE DESPIDAS DEL AMOR, DESPÍDETE DE QUIENES NO TE SUPIERON AMAR”…

Sigues caminando, analizas esas palabras y tratas de recomenzar, conoces gente nueva, nuevos rostros, más sonrisas, te vuelves a enamorar, y siguen pasando los años, te comprometes, aprendes a hacer el amor, o el sexo, sin importar las categorías, lo haces cada vez mejor, otras veces peor, aprendes mañas, trucos y de vez en cuando a mentir, por placer, por condescendencia, por simple gusto para darle gusto a alguien que en realidad no te interesó tanto, total, te pierdes en el sendero que alguna vez trazaste con aquella primera hermosa novia, de la que te hablaba al principio, te olvidas de ella… ¿te olvidas de ella?

Hace unos días publiqué en Facebook, un post previo a éste escrito (o sea intencional):


En el que hablaba de manera resumida y poco ortodoxa, todas las veces que su servidor TECUAN, se mimetizaba con el ambiente, se transmutaba para ser aquello que todas esas mujeres, novias, amantes y relaciones fugaces que me permitieron converger en sus vidas (o entre sus piernas), desearon que fuera.

Y una antigua amiga, tal vez, sabiendo lo que estaba tratando de decir o expresar, me preguntó “Y alguna vez alguien fue todo eso que siempre deseaste? Hubo alguien que te robó amor y que se lo llevara todo tras su partida?” (Pueden corroborarlo en el link de arriba)

Bingo!! ¿A caso fui tan claro, acaso la claridad de mis palabras dieron en el clavo?

Uno conoce al amor de su vida en el punto de su existencia en el que es más… limpio, en la pureza ínfima de su existencia, en su estado mental más inocente y cuando esa persona se va, SE LLEVA TODO consigo, se lleva una parte de ti para siempre, y tú te quedas con algo de esa persona también para siempre…

Pretendiendo ser lo que soñé ser, y rozando las ánimas de lo que jamás pude ser, finalmente terminé siendo víctima de mis sentimientos. Porque descubrí al fin, que mi amor no es el amor, ni mi vida la vida.


Y sabiendo que falta poco para mi final, decidí escribir éstas líneas para que no se perdieran nunca dentro de los recovecos sombríos de mis palabras sin razón; decidí escribir antes que llegara ella y me llevara finalmente a ese lugar donde mi corazón deja de latir, o mi alma vuela por lugares encantados; decidí escribir éstas líneas antes que mis ojos se cerraran y mi cuerpo dejara por un momento ésta paz indulgente que a veces me viene a visitar.


Luego… luego todo fue recordar; recordar, que amar es algo divino, que amar es mirar a los ojos a la mujer de tus sueños siendo víctima del tiempo; y aunque su cabello algún día ya sea gris, y su cuerpo un recuerdo del aliento de lo que es bello, sentir, que no se puede no seguir enamorado del amor que ése ser lleva dentro por ti; y dejar de lado todo lo que es de este mundo, y dejar de lado lo que se mira con los ojos y abrazar lo que se ve con el alma.

¿Les dije que entonces pasó el tiempo no? Y después de tantos triunfos y fracasos (en lo emocional), con parejas que vienen y se van, después de todas esas relaciones fallidas e incompletas, un día así sin más, la vuelves a encontrar, física… fisiológicamente hablando, los cambios son evidentes e incuestionables, pero emocionalmente para tu sorpresa, las cosas no han cambiado, aun tiemblo al verla o de simplemente pensarla cerca, pareciera que los sentimientos no son dominados por el paso del tiempo, y esto no es un asunto de obsesión, ya que jamás tuviste la necesidad de buscar o de no alejarte, hablo simplemente de que, tus emociones estaban dormidas, estaban desactivadas y de pronto, y sólo ella tiene la llave, la clave para reactivar esas emociones tanto tiempo guardadas, aisladas en aquella esencia escondida, esa por la que todo mundo te cuestionaba “Tecuan, has cambiado, ya no eres el mismo”…

Aquella noche que la soñé, me di cuenta que ya era víctima de la mujer de mis sueños; esa, que había dibujado mi alma tantas veces con sus manos; y supe también, lo que era el dolor de amar y aprendí que nadie… nadie puede hablar o puede sentir amor sin antes haber conocido el dolor de entregarse sumisamente a un sentimiento tan sublime.


Sonreí, y recordé que aprendí que no se puede amar sin dolor; que todo es uno, y mi dolor en sí fue la sensación más exquisita al momento de saber que realmente mi cuerpo ya maltrecho y mi corazón murmurante, ya no me pertenecían porque se fueron el día que me redescubrí mirándola fijamente marcharse desde el día que debíamos terminar con todo; como si yo fuera un adolescente enamorado, que suda, y sonríe a medias, cuando la mujer que ama deja la estela de su perfume en todo el ambiente.

Resoplé un instante; sequé el sudor de mi frente con un pañuelo. Sabía bien… que mi momento se acercaba y no quería dejar ningún bache en mis líneas. Como esa vez que supe que el hombre valiente no es aquel que enfrenta sus miedos, sino el que aprende a reconocerlos y los embauca por un instante en la vida, porque el que es realmente valiente, sabe que los miedos nunca mueren, y enfrentarlos, es algo cotidiano que hacen muchos, miles, millones de seres diariamente cuando respiran, cuando caminan, cuando rezan, cuando duermen...

Pero aquellos que reconocen sus miedos y bailan con ellos el vals de la incertidumbre son los que llevan ventaja; porque saben que realmente no son perfectos. Y saben bien, que el miedo está latente midiendo cada paso, habitando cada casa, durmiendo en cada cama.

Es el mismo miedo que hoy acaricia mi sien y hace que mis rodillas se derritan. Como cuando caminé desfalleciendo hasta estar cerca, muy cerca de la mujer de mis sueños, y entre una extraña mezcla de delirio místico y desastre natural personal, le dije que la amaba. Recuerdo ese momento como si todo el universo hubiese hecho silencio por un breve instante. Y realmente fue como el sentenciado a muerte al que le conmutan la pena, o el exhausto viajante que recibe la lluvia salvadora en el desierto. Creo que volví a tener sentimientos semejantes, pero nunca jamás iguales; recuerdo que mi cuerpo flotaba y el peso de mi corazón había desaparecido... pero el peso del amor que se había instalado en mi alma me mantuvo en tierra. Así sentí mi amor, mi experiencia con el amor.

Y todo pasó: el tiempo, las cosas, los trabajos, los amigos, los lugares; y nosotros dos pasamos, cada quién  protagonizando los papeles estelares de su vida. Y hoy, ya que mi cuerpo cambió para siempre, mi pulso firme se volvió un tornado entre mis dedos, y mis recuerdos ocupan gran parte de mi memoria, me encuentro aquí nuevamente donde todo empezó… solo, en silencio esperando que mi corazón deje de latir.

El sol parecía estar yéndose a toda prisa y el cielo contenía a duras penas las nubes que querían zafarse de una vez por todas; parecía, como si Dios supiese que mis minutos estaban contados, y que mi aliento se aceleraba esperando su presencia… siempre había sido igual.

Ahora sólo estoy esperando el momento, el momento en el que la vea acercarse mí lentamente, y la vea con su paso asesino, su cabello largo (siempre me gustó su cabello largo, y sus iniciales), su piel distinta a la de hace 15 años, y su mirada un poco errante. Para que el universo quede en silencio. Y que me mire, como tantas veces lo había hecho; y estar ahí, sabiendo que sigue siendo ella, la mujer de mis sueños, y no poder evitarlo. Que mi aliento se entrecorte, mis ojos se cierren, mi corazón dé un vuelco, y todo mi cuerpo tiemble un poco más de lo habitual.


Y yo... yo morir de amor una vez más...

¡¡¡Cómo me gustan tus iniciales!!!

TECUAN

Aclaro, escribir sobre el "reencuentro" con el verdadero amor, no implica que el verdadero amor te reencuentre, O QUIERA REENCONTRARTE...

2 comentarios:

  1. Jonathan Sánchez14.11.14

    Excelente, hermano siempre un deleite, saludos y abrazos

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    1. Un honor saber que te sigues dando tus vueltas por acá!!

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