"-Siempre me han gustado tus iniciales…-
-GMC está chido, ¿no? :) -"
Tenía mucho tiempo que no me daban ganas de escribir un post
“de esos”… de esos que salen sin previo aviso y se vuelven favoritos, porque
expresan tantas emociones, que la gente se vuelve loca por saber de qué o de
quién se está hablando, o simplemente porque el contenido de proyecciones
emocionales es fácilmente identificable por aquellos a los que alguna vez en su
vida fueron tocados por ese virus emocional que estremece el corazón y cuyo
nombre no pronunciaré… no en este blog, no en éste post. Porque este post no
trata sobre el amor… Douh!!
Pues llego la hora, la musa volvió a postrarse frente a mí y esto fue lo que me
regalo.
-Siempre me han gustado tus iniciales-… le dije hace unos
días, pero la realidad es que siempre me gustó y siempre me ha gustado todo de
ella, aunque se hubiera llamado Gudberta, Masiosare, Gelipa o Ruperta. Yo,
señor, no soy malo, aunque no me faltarían razones para serlo, bueno algunas
veces fui un completo imbécil. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al
nacer y sin embargo cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos
como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin:
la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las
flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y
los espinos. Aquéllos primeros gozan de un mirar sereno y al aroma de su
felicidad sonríen con la cara del inocente; los otros sufren del sol violento
de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha
diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con
tatuajes que después nadie puede borrar ya. Justo de eso se trata esta querella
de letras, de los designios e infortunios que cada quien tiene que vivir para
llegar a dónde está.
Así como muchos de ustedes, en su tiempo; yo tuve una
primera novia. Mi primera novia era hermosa. ¡Vamos! Era tan hermosa como todas
las primeras novias. En aquél entonces tenía 17 años, por uno meses menos, yo
también y siempre temblaba al verla, yo le regalaba una flor y ella me regalaba
un beso, era un trueque justo en el que ambos ganábamos. Tomados de la mano
vagábamos por las calles laterales. Hablábamos estupideces sin sentido, a veces
veíamos el futuro, nuestro futuro y nos reíamos. Yo era el amor de su vida, ella
era el amor de mi vida. Nos despedíamos casi siempre en la esquina de su casa.
Luego yo regresaba presuroso a la mía. Era el tiempo de curas, ángeles, fuego
eterno y toda esa mierda. Estando con ella todo era hermoso y doloroso. Hermoso
por estar con ella ¡Era el amor de mi vida! Doloroso porque todos los días
tenían fin aunque al día siguiente, todo volvía a comenzar. En fin, pasaron los
años. Recuerdo el tiempo cuando iba a su casa en las noches o ella venía a la
mía cuando no había familia. Y hacíamos “el amor” o el sexo. No importan las
categorías, en ese entonces yo era tan precoz, que sea lo que fuere que
hiciéramos; duraba lo que hoy en día dura el “verdadero amor”, un instante; aunque
siempre era hermoso. Terminábamos y si mi hermano no nos descubría semidesnudos
nos quedaba tiempo para contarle algunas historias y sonreír.
A veces lloraba y le consolaba. Le decía que la vida era
así. Que no se preocupara. Que vendrían tiempos mejores. Y si se podía,
volvíamos a hacer el amor o el sexo. Sin importar las categorías. Luego pasó el
tiempo, otra vez.
¿Cuántas veces vuelven a nosotros sentimientos que ya
creíamos superados?
Cuando menos lo esperas vienen a tu encuentro pensamientos
ya olvidados capaces de despertar en uno mismo aquello que ya dábamos por
olvidado. De pronto, una pregunta empieza a rondar tu mente o una emoción
aletargada por el tiempo vuelve a renacer… y ya no hay vuelta atrás. Difícil
explicar lo vivido. Difícil relatar lo ocurrido. Difícil demostrar lo sentido. Hay
momentos que están hechos para ser experimentados en carne propia, pues hasta
al mejor escritor le faltarían palabras para expresarlo. Momentos que a pesar
de ser relatados con uno y mil detalles no se acercarían ni en una décima parte
a lo que en realidad fueron.
Explosión de sensaciones, de vivencias, de encuentros, de
sonrisas, de lágrimas, de afectos, de conversaciones, de emociones… Una
amalgama de todo y de nada, de todos y de nadie, de ti y de mí.
Ahora, desde la distancia que otorga el tiempo, uno se
empeña en poner nombre a cada hecho pasado, sentido y ocurrido. Uno intenta
organizar cabeza y corazón como si de una despensa se tratase para que todo
quede bien colocado y asentado… Pero imposible… Hay tal imbricación de
emociones que al recordarlo lo único que viene a mí es una sonrisa de
satisfacción y a la vez de complicidad. Una sonrisa que pone de manifiesto la
magia y locura de todo este misterio.
Hace poco soñé que estaba nuevamente allí. Con ella. Todo
pasaba y nosotros mirándonos frente a frente no nos dábamos cuenta; trenes que
descarrilaban y caían por precipicios, barcos que se hundían envueltos en
tormentas, aviones que desaparecían de los radares. Incluso le decía que era un
sueño. -Es un sueño GMC- le decía. Esto no está sucediendo. -No es
un sueño- contestaba. Estás nuevamente conmigo. Me amas como antes. Soy el gran
amor de tu vida. -Es que no puede ser-, le dije. Ya verás cuando despierte, tú
no vas a estar. -No es un sueño mi amor. Estoy contigo y no necesitas
despertar. ¿Es que acaso no recuerdas el gran amor que nos tuvimos? Ese amor ha
vuelto. Estoy aquí para ti. Para nunca separarnos más-.
-
No creo en ti ni en los putos boleros. Esto es
un sueño. Nada más que un sueño. - Eso le dije.
Desperté, exaltado, verifiqué que no estuviera durmiendo a
mi lado y me alegré. Los trenes llegarían a su destino. Los barcos arribarían a
la costa. Los aviones aterrizarían a tiempo. ¿Me alegré de que en verdad fuera
un sueño?
Cada tanto el amor se termina. Al menos, eso es lo que se
nos dice, o la forma en como la vida, nos adoctrina. Es un cataclismo, no
atinamos a nada. Es un pequeño cataclismo. Las olas golpean fuerte en tu
corazón. Debes empacar e irte. No hay remedio. Debes alejarte del rompiente.
Tomar el primer tren. Alejarte. Debes alejarte. Volver a ese lugar solitario
tantas veces recorrido. Es duro. Ya sé que es duro. Debes hacerlo. Convertirte
en sombra de tu sombra. Caminar sin rumbo por derroteros desolados. Caminar sin
rumbo, sin alma, sin gente. Seguro que al menor descuido, los pájaros del adiós
te sacarán los ojos. Caminar por lugares en donde no crece la hierba. Y solo, completamente.
Sabiendo que el mundo se deforma. Que todo ha dejado de tener sentido. Que el
tigre atenaza su presa. Y vas y vienes. Das vueltas por ahí. El mundo es un
paraje desierto. Hasta que llegas a un terreno baldío, y en una pared, escrita
con letra de molde y pintura en aerosol, la frase;
“NO TE DESPIDAS DEL AMOR, DESPÍDETE DE QUIENES NO TE
SUPIERON AMAR”…
Sigues caminando, analizas esas palabras y tratas de
recomenzar, conoces gente nueva, nuevos rostros, más sonrisas, te vuelves a enamorar,
y siguen pasando los años, te comprometes, aprendes a hacer el amor, o el sexo,
sin importar las categorías, lo haces cada vez mejor, otras veces peor,
aprendes mañas, trucos y de vez en cuando a mentir, por placer, por
condescendencia, por simple gusto para darle gusto a alguien que en realidad no
te interesó tanto, total, te pierdes en el sendero que alguna vez trazaste con
aquella primera hermosa novia, de la que te hablaba al principio, te olvidas de
ella… ¿te olvidas de ella?
Hace unos días publiqué en Facebook, un post previo a éste
escrito (o sea intencional):
En el que hablaba de manera resumida y poco ortodoxa, todas
las veces que su servidor TECUAN, se mimetizaba con el ambiente, se transmutaba
para ser aquello que todas esas mujeres, novias, amantes y relaciones fugaces
que me permitieron converger en sus vidas (o entre sus piernas), desearon que
fuera.
Y una antigua amiga, tal
vez, sabiendo lo que estaba tratando de decir o expresar, me preguntó “Y alguna vez alguien fue todo eso que siempre deseaste?
Hubo alguien que te robó amor y que se lo llevara todo tras su partida?”
(Pueden corroborarlo en el link de arriba)
Bingo!! ¿A caso fui tan
claro, acaso la claridad de mis palabras dieron en el clavo?
Uno conoce al amor de su
vida en el punto de su existencia en el que es más… limpio, en la pureza ínfima
de su existencia, en su estado mental más inocente y cuando esa persona se va,
SE LLEVA TODO consigo, se lleva una parte de ti para siempre, y tú te quedas
con algo de esa persona también para siempre…
Pretendiendo ser lo que soñé ser, y rozando las ánimas de lo
que jamás pude ser, finalmente terminé siendo víctima de mis sentimientos. Porque
descubrí al fin, que mi amor no es el amor, ni mi vida la vida.
Y sabiendo que falta poco para mi final, decidí escribir éstas líneas para que
no se perdieran nunca dentro de los recovecos sombríos de mis palabras sin
razón; decidí escribir antes que llegara ella y me llevara finalmente a ese
lugar donde mi corazón deja de latir, o mi alma vuela por lugares encantados;
decidí escribir éstas líneas antes que mis ojos se cerraran y mi cuerpo dejara
por un momento ésta paz indulgente que a veces me viene a visitar.
Luego… luego todo fue recordar; recordar, que amar es algo
divino, que amar es mirar a los ojos a la mujer de tus sueños siendo víctima
del tiempo; y aunque su cabello algún día ya sea gris, y su cuerpo un recuerdo
del aliento de lo que es bello, sentir, que no se puede no seguir enamorado del
amor que ése ser lleva dentro por ti; y dejar de lado todo lo que es de este
mundo, y dejar de lado lo que se mira con los ojos y abrazar lo que se ve con
el alma.
¿Les dije que entonces pasó el tiempo no? Y después de
tantos triunfos y fracasos (en lo emocional), con parejas que vienen y se van,
después de todas esas relaciones fallidas e incompletas, un día así sin más, la
vuelves a encontrar, física… fisiológicamente hablando, los cambios son
evidentes e incuestionables, pero emocionalmente para tu sorpresa, las cosas no
han cambiado, aun tiemblo al verla o de simplemente pensarla cerca, pareciera
que los sentimientos no son dominados por el paso del tiempo, y esto no es un
asunto de obsesión, ya que jamás tuviste la necesidad de buscar o de no alejarte,
hablo simplemente de que, tus emociones estaban dormidas, estaban desactivadas
y de pronto, y sólo ella tiene la llave, la clave para reactivar esas emociones
tanto tiempo guardadas, aisladas en aquella esencia escondida, esa por la que
todo mundo te cuestionaba “Tecuan, has cambiado, ya no eres el mismo”…
Aquella noche que la soñé, me di cuenta que ya era víctima
de la mujer de mis sueños; esa, que había dibujado mi alma tantas veces con sus
manos; y supe también, lo que era el dolor de amar y aprendí que nadie… nadie
puede hablar o puede sentir amor sin antes haber conocido el dolor de
entregarse sumisamente a un sentimiento tan sublime.
Sonreí, y recordé que aprendí que no se puede amar sin
dolor; que todo es uno, y mi dolor en sí fue la sensación más exquisita al
momento de saber que realmente mi cuerpo ya maltrecho y mi corazón murmurante,
ya no me pertenecían porque se fueron el día que me redescubrí mirándola
fijamente marcharse desde el día que debíamos terminar con todo; como si yo
fuera un adolescente enamorado, que suda, y sonríe a medias, cuando la mujer
que ama deja la estela de su perfume en todo el ambiente.
Resoplé un instante; sequé el sudor de mi frente con un
pañuelo. Sabía bien… que mi momento se acercaba y no quería dejar ningún bache
en mis líneas. Como esa vez que supe que el hombre valiente no es aquel que
enfrenta sus miedos, sino el que aprende a reconocerlos y los embauca por un
instante en la vida, porque el que es realmente valiente, sabe que los miedos
nunca mueren, y enfrentarlos, es algo cotidiano que hacen muchos, miles,
millones de seres diariamente cuando respiran, cuando caminan, cuando rezan,
cuando duermen...
Pero aquellos que reconocen sus miedos y bailan con ellos el
vals de la incertidumbre son los que llevan ventaja; porque saben que realmente
no son perfectos. Y saben bien, que el miedo está latente midiendo cada paso,
habitando cada casa, durmiendo en cada cama.
Es el mismo miedo que hoy acaricia mi sien y hace que mis
rodillas se derritan. Como cuando caminé desfalleciendo hasta estar cerca, muy
cerca de la mujer de mis sueños, y entre una extraña mezcla de delirio místico
y desastre natural personal, le dije que la amaba. Recuerdo ese momento como si
todo el universo hubiese hecho silencio por un breve instante. Y realmente fue
como el sentenciado a muerte al que le conmutan la pena, o el exhausto viajante
que recibe la lluvia salvadora en el desierto. Creo que volví a tener
sentimientos semejantes, pero nunca jamás iguales; recuerdo que mi cuerpo
flotaba y el peso de mi corazón había desaparecido... pero el peso del amor que
se había instalado en mi alma me mantuvo en tierra. Así sentí mi amor, mi
experiencia con el amor.
Y todo pasó: el tiempo, las cosas, los trabajos, los amigos,
los lugares; y nosotros dos pasamos, cada quién protagonizando los papeles estelares de su
vida. Y hoy, ya que mi cuerpo cambió para siempre, mi pulso firme se volvió un
tornado entre mis dedos, y mis recuerdos ocupan gran parte de mi memoria, me
encuentro aquí nuevamente donde todo empezó… solo, en silencio esperando que mi
corazón deje de latir.
El sol parecía estar yéndose a toda prisa y el cielo
contenía a duras penas las nubes que querían zafarse de una vez por todas;
parecía, como si Dios supiese que mis minutos estaban contados, y que mi
aliento se aceleraba esperando su presencia… siempre había sido igual.
Ahora sólo estoy esperando el momento, el momento en el que
la vea acercarse mí lentamente, y la vea con su paso asesino, su cabello largo
(siempre me gustó su cabello largo, y sus iniciales), su piel distinta a la de
hace 15 años, y su mirada un poco errante. Para que el universo quede en
silencio. Y que me mire, como tantas veces lo había hecho; y estar ahí, sabiendo que
sigue siendo ella, la mujer de mis sueños, y no poder evitarlo. Que mi aliento
se entrecorte, mis ojos se cierren, mi corazón dé un vuelco, y todo mi cuerpo tiemble
un poco más de lo habitual.
Y yo... yo morir de amor una vez más...
¡¡¡Cómo me gustan tus iniciales!!!
¡¡¡Cómo me gustan tus iniciales!!!
TECUAN
Aclaro, escribir sobre el "reencuentro" con el verdadero amor, no implica que el verdadero amor te reencuentre, O QUIERA REENCONTRARTE...