30.10.14

DE EL REENCUENTRO CON EL ÚNICO Y VERDADERO AMOR...

"-Siempre me han gustado tus iniciales…-
-GMC está chido, ¿no? :) -"

Tenía mucho tiempo que no me daban ganas de escribir un post “de esos”… de esos que salen sin previo aviso y se vuelven favoritos, porque expresan tantas emociones, que la gente se vuelve loca por saber de qué o de quién se está hablando, o simplemente porque el contenido de proyecciones emocionales es fácilmente identificable por aquellos a los que alguna vez en su vida fueron tocados por ese virus emocional que estremece el corazón y cuyo nombre no pronunciaré… no en este blog, no en éste post. Porque este post no trata sobre el amor… Douh!!


Pues llego la hora, la musa volvió a postrarse frente a mí y esto fue lo que me regalo.


-Siempre me han gustado tus iniciales-… le dije hace unos días, pero la realidad es que siempre me gustó y siempre me ha gustado todo de ella, aunque se hubiera llamado Gudberta, Masiosare, Gelipa o Ruperta. Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían razones para serlo, bueno algunas veces fui un completo imbécil. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer y sin embargo cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos como si fuésemos de cera y en destinarnos por sendas diferentes al mismo fin: la muerte. Hay hombres a quienes se les ordena marchar por el camino de las flores, y hombres a quienes se les manda tirar por el camino de los cardos y los espinos. Aquéllos primeros gozan de un mirar sereno y al aroma de su felicidad sonríen con la cara del inocente; los otros sufren del sol violento de la llanura y arrugan el ceño como las alimañas por defenderse. Hay mucha diferencia entre adornarse las carnes con arrebol y colonia, y hacerlo con tatuajes que después nadie puede borrar ya. Justo de eso se trata esta querella de letras, de los designios e infortunios que cada quien tiene que vivir para llegar a dónde está.

Así como muchos de ustedes, en su tiempo; yo tuve una primera novia. Mi primera novia era hermosa. ¡Vamos! Era tan hermosa como todas las primeras novias. En aquél entonces tenía 17 años, por uno meses menos, yo también y siempre temblaba al verla, yo le regalaba una flor y ella me regalaba un beso, era un trueque justo en el que ambos ganábamos. Tomados de la mano vagábamos por las calles laterales. Hablábamos estupideces sin sentido, a veces veíamos el futuro, nuestro futuro y nos reíamos. Yo era el amor de su vida, ella era el amor de mi vida. Nos despedíamos casi siempre en la esquina de su casa. Luego yo regresaba presuroso a la mía. Era el tiempo de curas, ángeles, fuego eterno y toda esa mierda. Estando con ella todo era hermoso y doloroso. Hermoso por estar con ella ¡Era el amor de mi vida! Doloroso porque todos los días tenían fin aunque al día siguiente, todo volvía a comenzar. En fin, pasaron los años. Recuerdo el tiempo cuando iba a su casa en las noches o ella venía a la mía cuando no había familia. Y hacíamos “el amor” o el sexo. No importan las categorías, en ese entonces yo era tan precoz, que sea lo que fuere que hiciéramos; duraba lo que hoy en día dura el “verdadero amor”, un instante; aunque siempre era hermoso. Terminábamos y si mi hermano no nos descubría semidesnudos nos quedaba tiempo para contarle algunas historias y sonreír.

A veces lloraba y le consolaba. Le decía que la vida era así. Que no se preocupara. Que vendrían tiempos mejores. Y si se podía, volvíamos a hacer el amor o el sexo. Sin importar las categorías. Luego pasó el tiempo, otra vez.

¿Cuántas veces vuelven a nosotros sentimientos que ya creíamos superados?

Cuando menos lo esperas vienen a tu encuentro pensamientos ya olvidados capaces de despertar en uno mismo aquello que ya dábamos por olvidado. De pronto, una pregunta empieza a rondar tu mente o una emoción aletargada por el tiempo vuelve a renacer… y ya no hay vuelta atrás. Difícil explicar lo vivido. Difícil relatar lo ocurrido. Difícil demostrar lo sentido. Hay momentos que están hechos para ser experimentados en carne propia, pues hasta al mejor escritor le faltarían palabras para expresarlo. Momentos que a pesar de ser relatados con uno y mil detalles no se acercarían ni en una décima parte a lo que en realidad fueron.

Explosión de sensaciones, de vivencias, de encuentros, de sonrisas, de lágrimas, de afectos, de conversaciones, de emociones… Una amalgama de todo y de nada, de todos y de nadie, de ti y de mí.

Ahora, desde la distancia que otorga el tiempo, uno se empeña en poner nombre a cada hecho pasado, sentido y ocurrido. Uno intenta organizar cabeza y corazón como si de una despensa se tratase para que todo quede bien colocado y asentado… Pero imposible… Hay tal imbricación de emociones que al recordarlo lo único que viene a mí es una sonrisa de satisfacción y a la vez de complicidad. Una sonrisa que pone de manifiesto la magia y locura de todo este misterio.

Hace poco soñé que estaba nuevamente allí. Con ella. Todo pasaba y nosotros mirándonos frente a frente no nos dábamos cuenta; trenes que descarrilaban y caían por precipicios, barcos que se hundían envueltos en tormentas, aviones que desaparecían de los radares. Incluso le decía que era un sueño. -Es un sueño GMC- le decía. Esto no está sucediendo. -No es un sueño- contestaba. Estás nuevamente conmigo. Me amas como antes. Soy el gran amor de tu vida. -Es que no puede ser-, le dije. Ya verás cuando despierte, tú no vas a estar. -No es un sueño mi amor. Estoy contigo y no necesitas despertar. ¿Es que acaso no recuerdas el gran amor que nos tuvimos? Ese amor ha vuelto. Estoy aquí para ti. Para nunca separarnos más-.

-          No creo en ti ni en los putos boleros. Esto es un sueño. Nada más que un sueño. - Eso le dije.

Desperté, exaltado, verifiqué que no estuviera durmiendo a mi lado y me alegré. Los trenes llegarían a su destino. Los barcos arribarían a la costa. Los aviones aterrizarían a tiempo. ¿Me alegré de que en verdad fuera un sueño?

Cada tanto el amor se termina. Al menos, eso es lo que se nos dice, o la forma en como la vida, nos adoctrina. Es un cataclismo, no atinamos a nada. Es un pequeño cataclismo. Las olas golpean fuerte en tu corazón. Debes empacar e irte. No hay remedio. Debes alejarte del rompiente. Tomar el primer tren. Alejarte. Debes alejarte. Volver a ese lugar solitario tantas veces recorrido. Es duro. Ya sé que es duro. Debes hacerlo. Convertirte en sombra de tu sombra. Caminar sin rumbo por derroteros desolados. Caminar sin rumbo, sin alma, sin gente. Seguro que al menor descuido, los pájaros del adiós te sacarán los ojos. Caminar por lugares en donde no crece la hierba. Y solo, completamente. Sabiendo que el mundo se deforma. Que todo ha dejado de tener sentido. Que el tigre atenaza su presa. Y vas y vienes. Das vueltas por ahí. El mundo es un paraje desierto. Hasta que llegas a un terreno baldío, y en una pared, escrita con letra de molde y pintura en aerosol, la frase;

NO TE DESPIDAS DEL AMOR, DESPÍDETE DE QUIENES NO TE SUPIERON AMAR”…

Sigues caminando, analizas esas palabras y tratas de recomenzar, conoces gente nueva, nuevos rostros, más sonrisas, te vuelves a enamorar, y siguen pasando los años, te comprometes, aprendes a hacer el amor, o el sexo, sin importar las categorías, lo haces cada vez mejor, otras veces peor, aprendes mañas, trucos y de vez en cuando a mentir, por placer, por condescendencia, por simple gusto para darle gusto a alguien que en realidad no te interesó tanto, total, te pierdes en el sendero que alguna vez trazaste con aquella primera hermosa novia, de la que te hablaba al principio, te olvidas de ella… ¿te olvidas de ella?

Hace unos días publiqué en Facebook, un post previo a éste escrito (o sea intencional):


En el que hablaba de manera resumida y poco ortodoxa, todas las veces que su servidor TECUAN, se mimetizaba con el ambiente, se transmutaba para ser aquello que todas esas mujeres, novias, amantes y relaciones fugaces que me permitieron converger en sus vidas (o entre sus piernas), desearon que fuera.

Y una antigua amiga, tal vez, sabiendo lo que estaba tratando de decir o expresar, me preguntó “Y alguna vez alguien fue todo eso que siempre deseaste? Hubo alguien que te robó amor y que se lo llevara todo tras su partida?” (Pueden corroborarlo en el link de arriba)

Bingo!! ¿A caso fui tan claro, acaso la claridad de mis palabras dieron en el clavo?

Uno conoce al amor de su vida en el punto de su existencia en el que es más… limpio, en la pureza ínfima de su existencia, en su estado mental más inocente y cuando esa persona se va, SE LLEVA TODO consigo, se lleva una parte de ti para siempre, y tú te quedas con algo de esa persona también para siempre…

Pretendiendo ser lo que soñé ser, y rozando las ánimas de lo que jamás pude ser, finalmente terminé siendo víctima de mis sentimientos. Porque descubrí al fin, que mi amor no es el amor, ni mi vida la vida.


Y sabiendo que falta poco para mi final, decidí escribir éstas líneas para que no se perdieran nunca dentro de los recovecos sombríos de mis palabras sin razón; decidí escribir antes que llegara ella y me llevara finalmente a ese lugar donde mi corazón deja de latir, o mi alma vuela por lugares encantados; decidí escribir éstas líneas antes que mis ojos se cerraran y mi cuerpo dejara por un momento ésta paz indulgente que a veces me viene a visitar.


Luego… luego todo fue recordar; recordar, que amar es algo divino, que amar es mirar a los ojos a la mujer de tus sueños siendo víctima del tiempo; y aunque su cabello algún día ya sea gris, y su cuerpo un recuerdo del aliento de lo que es bello, sentir, que no se puede no seguir enamorado del amor que ése ser lleva dentro por ti; y dejar de lado todo lo que es de este mundo, y dejar de lado lo que se mira con los ojos y abrazar lo que se ve con el alma.

¿Les dije que entonces pasó el tiempo no? Y después de tantos triunfos y fracasos (en lo emocional), con parejas que vienen y se van, después de todas esas relaciones fallidas e incompletas, un día así sin más, la vuelves a encontrar, física… fisiológicamente hablando, los cambios son evidentes e incuestionables, pero emocionalmente para tu sorpresa, las cosas no han cambiado, aun tiemblo al verla o de simplemente pensarla cerca, pareciera que los sentimientos no son dominados por el paso del tiempo, y esto no es un asunto de obsesión, ya que jamás tuviste la necesidad de buscar o de no alejarte, hablo simplemente de que, tus emociones estaban dormidas, estaban desactivadas y de pronto, y sólo ella tiene la llave, la clave para reactivar esas emociones tanto tiempo guardadas, aisladas en aquella esencia escondida, esa por la que todo mundo te cuestionaba “Tecuan, has cambiado, ya no eres el mismo”…

Aquella noche que la soñé, me di cuenta que ya era víctima de la mujer de mis sueños; esa, que había dibujado mi alma tantas veces con sus manos; y supe también, lo que era el dolor de amar y aprendí que nadie… nadie puede hablar o puede sentir amor sin antes haber conocido el dolor de entregarse sumisamente a un sentimiento tan sublime.


Sonreí, y recordé que aprendí que no se puede amar sin dolor; que todo es uno, y mi dolor en sí fue la sensación más exquisita al momento de saber que realmente mi cuerpo ya maltrecho y mi corazón murmurante, ya no me pertenecían porque se fueron el día que me redescubrí mirándola fijamente marcharse desde el día que debíamos terminar con todo; como si yo fuera un adolescente enamorado, que suda, y sonríe a medias, cuando la mujer que ama deja la estela de su perfume en todo el ambiente.

Resoplé un instante; sequé el sudor de mi frente con un pañuelo. Sabía bien… que mi momento se acercaba y no quería dejar ningún bache en mis líneas. Como esa vez que supe que el hombre valiente no es aquel que enfrenta sus miedos, sino el que aprende a reconocerlos y los embauca por un instante en la vida, porque el que es realmente valiente, sabe que los miedos nunca mueren, y enfrentarlos, es algo cotidiano que hacen muchos, miles, millones de seres diariamente cuando respiran, cuando caminan, cuando rezan, cuando duermen...

Pero aquellos que reconocen sus miedos y bailan con ellos el vals de la incertidumbre son los que llevan ventaja; porque saben que realmente no son perfectos. Y saben bien, que el miedo está latente midiendo cada paso, habitando cada casa, durmiendo en cada cama.

Es el mismo miedo que hoy acaricia mi sien y hace que mis rodillas se derritan. Como cuando caminé desfalleciendo hasta estar cerca, muy cerca de la mujer de mis sueños, y entre una extraña mezcla de delirio místico y desastre natural personal, le dije que la amaba. Recuerdo ese momento como si todo el universo hubiese hecho silencio por un breve instante. Y realmente fue como el sentenciado a muerte al que le conmutan la pena, o el exhausto viajante que recibe la lluvia salvadora en el desierto. Creo que volví a tener sentimientos semejantes, pero nunca jamás iguales; recuerdo que mi cuerpo flotaba y el peso de mi corazón había desaparecido... pero el peso del amor que se había instalado en mi alma me mantuvo en tierra. Así sentí mi amor, mi experiencia con el amor.

Y todo pasó: el tiempo, las cosas, los trabajos, los amigos, los lugares; y nosotros dos pasamos, cada quién  protagonizando los papeles estelares de su vida. Y hoy, ya que mi cuerpo cambió para siempre, mi pulso firme se volvió un tornado entre mis dedos, y mis recuerdos ocupan gran parte de mi memoria, me encuentro aquí nuevamente donde todo empezó… solo, en silencio esperando que mi corazón deje de latir.

El sol parecía estar yéndose a toda prisa y el cielo contenía a duras penas las nubes que querían zafarse de una vez por todas; parecía, como si Dios supiese que mis minutos estaban contados, y que mi aliento se aceleraba esperando su presencia… siempre había sido igual.

Ahora sólo estoy esperando el momento, el momento en el que la vea acercarse mí lentamente, y la vea con su paso asesino, su cabello largo (siempre me gustó su cabello largo, y sus iniciales), su piel distinta a la de hace 15 años, y su mirada un poco errante. Para que el universo quede en silencio. Y que me mire, como tantas veces lo había hecho; y estar ahí, sabiendo que sigue siendo ella, la mujer de mis sueños, y no poder evitarlo. Que mi aliento se entrecorte, mis ojos se cierren, mi corazón dé un vuelco, y todo mi cuerpo tiemble un poco más de lo habitual.


Y yo... yo morir de amor una vez más...

¡¡¡Cómo me gustan tus iniciales!!!

TECUAN

Aclaro, escribir sobre el "reencuentro" con el verdadero amor, no implica que el verdadero amor te reencuentre, O QUIERA REENCONTRARTE...

16.6.14

UNA CUESTIÓN DE TRANSPARENCIA...

Está cabrón ésto de escribir por escribir, pero a veces le llegan las ganas a uno.


...

Los que se crean muy "exquisitos" lo sabrán, INCLUSO PODRÍAN ATREVERSE A REFUTARLO. Quizá no lo había hecho antes al 100%, pero puedo jurarles que por lo menos; de OCTUBRE del año pasado a la fecha, he sido transparente. 


Una sustancia efímera en palabras pero materia corpórea en acción.

He soportado estoico los embates de gurús, de jueces y críticos expertos, sus explicaciones sobre cuáles son las cosas que me inspiran, cuales me hacen bien, cuales mal... como si me importara, como si pudieran guiar y resolver las convulsiones hormonales de un ente transparente, como si me importaran los tratados y estudios de los expertos sobre alguien que ha decidido, por propia voluntad molecular, seguir la tendencia transparente de la transparencia.

He auditado el tiempo transcurrido y quedo al debe con los libros, el cine y por supuesto, esas largas caminatas pensando en cómo lo hago, cuál postura asumir, cómo parchar el silencio de tu recuerdo…

Estoy envuelto en mis proyectos personales, no tengo tiempo ya para los amigos y los no tan amigos, me duele alejarme, pero el sueño por lograr lo que quiero me mantiene de pie.

¿Mujeres? Já, quien me conoció en un pasado y se quedo con una idea de mí, en éste momento no me lo creería. (Con justa razón)

En la transparencia de mis actos me diluyo, entre tratados y compendios, mirando por la ventana la grava y el sendero sinuoso que caprichosamente dibuja la silueta de su nariz, del otro lado de la ventana, recostado en la cama, deteniéndome en la frescura de sus palabras y en la sonoridad de sus besos... pero regreso al texto, y regreso al estado de transparencia que me conviene, conservador, que no genera cambios ni matices ni luces ni sombras, perfectamente "transparente".

Y a través de esa inusitada "transparencia" me veo... me veo.

TECUAN

12.3.14

DE LOS QUE ESCRIBIMOS...


Escribimos desde la ciudad que amamos y que nos enloquece. La ciudad cuyas maravillosas luces del atardecer y cuyos ciudadanos de todos los días nos iluminan.


Solemos hacerlo desde la rabia que provoca la injusticia, el abuso del poder, la corrupción, el miedo, la doble moral mojigata de aquellos que bendicen con la mano derecha y se masturban con la izquierda.

Escribimos desde la vaga sensación mutante de que nada de lo que se pone en el papel ha de alterar la historia, ni siquiera la historia personal, y sin embargo desde la clara percepción y la esperanza de que en medio de la selva urbana de antenas de televisión, alguien nos escucha y todo está cambiando.

Escribimos desde las pasiones desgastadas, y no por ello menos intensas, de los que se saben propietarios de la letra en países dominados por la perversión de la falacia de las ondas y el analfabetismo funcional; bromeamos en las ferias del libro y decimos que 60 firmas nuestras, libro incluido, se canjean por una de Maradona y dos de Hugo Sánchez.

Escribimos desde las vocaciones de la voluntad, la leyenda, la utopía, el humor negro, la sátira, el melodrama involuntario, el realismo accidental.

Escribimos como si nos fuéramos a morir si no pudiéramos contar un cuento de hadas, los delirios del presidente, la ausencia del parque del Seguro Social, la cascarita futbolera de la esquina, la resistencia tenaz de los huelguistas; como si pudiéramos convocar los fantasmas de Pancho Villa, José Revueltas y el cura Matamoros. Y efectivamente nos morimos si dejamos de hacerlo.
Escribimos como si nos fuera el alma en el intento, como si fuéramos a perder el último tranvía nocturno si no ponemos el acento o encontrar la palabra que describe el smog en las noches, cuando no es posible verlo.

Y llamamos a leer, porque fieles a las tradiciones de la izquierda, pensamos que la lectura desata la imaginación, el pensamiento crítico, liquida a la soledad y que sin duda: "verbo mata a carita".

Escribimos porque creemos en el poder de la palabra escrita, en su insinuante capacidad transformadora. Sabemos que la literatura es el gran instrumento de destrucción de las neuronas averiadas, que es el gran barco alienígena que navega en nuestras cabezas; que nadie será el mismo después de haber leído el diario de Ana Frank, que no se puede ser racista a los 40 si en la adolescencia fuiste sandoka-salgariano, que no está mal usar como los cuatro mosqueteros la palabra "honor"; que cuando Lenin fallaba Robin Hood era infalible, que se liga mejor con los poemas de Neruda y que el conde de Montecristo es el portador de algo tan sagrado como la vocación de la venganza, el mejor de los instrumentos políticos en estas tierras.

Escribimos desde el lugar que nos ha escogido y que hemos decidido nuestro, desde una ciudad cuyo nombre evoca temblores, represiones, gloriosas luchas populares y que a veces nos parece el último reducto de las pasiones en un planeta descafeinado y light.

No necesitamos una cuota extra de exotismo para que nuestros lectores nos quieran, compartimos con ellos el amor por cosas reales o inventadas, como el Ajusco al atardecer, la lluvia torrencial estimulada por Tláloc, el color escarlata de los cielos, el penacho de Moctezuma, los maratones de barrio, los personajes que se cortan las venas por amor, los puestos de comida callejeros a la salida del Hospital General, la rumbosa marcha de las obreras de Medalla por Reforma, segundos antes de que las reprimieran, la sensación de que un libro es tan útil como una hamaca en la selva amazónica peruana o la idea de que el sexo es una fiesta peligrosa.

Escribimos en una ciudad en la que sólo son inmutables la virgen de Guadalupe y el osito bimbo, en su eterna falacia virtual, los 40 ladrones de Alí Babá que cobran cheque en la tesorería federal y la certeza de que ni el futbol ni la lotería, ni el voto manchado por el fraude nos harán justicia.

Escribimos sonriendo cuando recordamos que nos hemos hecho una camiseta en cuyo frente reza: "Nacidos para perder", pero a la que sagazmente le hemos puesto en la espalda: "Pero no para transar". Y que la camiseta de tantos años de lavarla luce sus letras orgullosamente deslavadas.

No pedimos más de lo que ya tenemos: la posibilidad de escribir y que nos lean.
Y narramos por tanto, desde la feroz y divertida rabia de los que han perdido el avión tantas veces y en tantos aeropuertos, que empiezan a recobrar el sentido del viaje.
PIT II

Tecuan.

11.3.14

DE LA SUERTE, CASUALIDAD Y EL DESTINO...

Hola  todos, les traigo palabras de DIOS:

"La suerte es una cuestión de tiempo, así que deja ya de lamentarte. Me repugna cuando vienes lleno de auto compasión quejándote de tu mala estrella. Ya sé que te molesta que acuda a tus sueños pero, créeme, yo tampoco estoy aquí por voluntad propia. Y no es que me crea el fantasma de las navidades futuras pero me veo obligado a revelarte un par de cosas “O sea, soy Dios”. 

¿Te consideras desgraciado porque esta mañana no sonó el despertador por culpa de un apagón nocturno, justo el día de la entrevista? 

Pero ven, dame la mano y mira en lo que te hubiera convertido ese trabajo en sólo un año… ¿piensas ahora que has tenido mala suerte? 

¿O que un apagón te ha salvado de ser un desgraciado? Pues no te confundas, tampoco des las gracias, porque si avanzamos unos meses más observa a quien hubieras conocido, lástima que ya no vaya a pasar ¿verdad?


Pero te aviso que el ciclo de la vida volverá a girar. Una y otra vez. Miras donde señala cada momento la aguja de la ruleta pero no tienes en cuenta que nunca deja de girar. Falta de perspectiva; la buena o mala suerte sólo es falta de perspectiva.

Por ejemplo. Una llanta ponchada de la bici que te “presta” el GDF para que deambules por las calles de la ciudad te puede salvar de llegar justo a tiempo a un cruce donde la muerte te espera debajo de un coche que se salta un semáforo. Ah, pero también puede ser la causa de que no llegues puntual a esa cita 

¿Quién sabe? 


Sé feliz cuando algo te cause alegría y llora cuando algo te cause pena. Pero no te lamentes por un mañana que puede no venir ni agradezcas o nos culpes a los dioses un futuro que quizá no se te otorgue."
Dios... Tecuan


Me caga no saber qué o quién maneja esta realidad, qué o quién teje a su antojo los cambiantes azares del tiempo, qué o quién deja ilusionarnos como niños mientras jugamos a imaginar que estamos creando nuestro propio mundo, un mundo del que, al fin y al cabo, no somos dueños… Y SÉ QUE NO SOY EL ÚNICO AL QUE LE CAGA.

Algunos dicen que todo se va forjando a base de golpes de suerte; otros dicen que todo está escrito, que cada uno tiene su propio destino y que, indiscutiblemente, caminamos hacia él; también hay quien otorga a las casualidades la competencia de modelar la realidad y no faltan aquellos que se abandonan admirablemente a lo que su Dios quiera disponer para ellos. Lo que cosechamos al final de una temporada es el resultado de las decisiones que tomamos en el transcurso de ella. Al asumir la responsabilidad por esas “escogencias” labramos un destino; pero cuando éste no nos gusta, entonces culpamos a la suerte, la casualidad y a la supuesta predeterminación de nuestro futuro.

Ningún equipo o persona es omnipotente, incólume, infalible ni dueño total de su devenir. El entorno, los competidores y las situaciones no previstas tienen su peso en los éxitos o fracasos. No obstante, imputarle a la suerte el destino es un buen pretexto en manos de quienes no trabajan fuerte para crearlo.

- “¡Yo nunca tengo suerte!”- dice quien espera que ella tome las riendas de su vida. El azar tiene su papel; así lo dicen las leyes estadísticas de la probabilidad, pero ocurre fuera de nuestro control e intervención. En todo caso, según el dicho popular, la fortuna favorece a quien trabaja.

Las casualidades existen, a todos nos pasa. Ni siquiera vale la pena tratar de entender por qué, simplemente suceden. Son combinaciones de circunstancias que coinciden en un tiempo y lugar. Muchos viven felices el resto de su existencia al lado de alguien que conocieron por “casualidad”. El error es sentarse a esperarla, el acierto es estar listos por si transita frente a nosotros. “El éxito es el lugar donde la preparación se encuentra con la casualidad”, reitera un conocido refrán.

Quienes se preparan para labrar su futuro, saben que la libertad, el libre albedrío, se antepone a la creencia de que ya todo está escrito en sus vidas. No achacan su destino a un guion con el que nacieron, fijan sus metas y emprenden la obra. Incluso creen que “suerte” es la palabra que usa Dios cuando quiere permanecer anónimo. Desaprovechar el ser capaces de desarrollar los talentos puede inducir a quien sea; al limbo de la frustración al mirar el desfile de las oportunidades, cual carrozas, sin ser capaz de subirse a una de ellas. Trabajar con alta exigencia no garantiza el éxito; pero crea las condiciones para aprovechar las casualidades y oportunidades.

Sabemos que sólo en el diccionario “éxito” está antes que “TRABAJO”. LA SUERTE entonces, será la mejor amiga de quienes la necesitan para progresar; LA CASUALIDAD será la aliada de quienes estén listos para aprovecharlas, y EL BUEN DESTINO será el premio a las decisiones de los que aceptan ser los buenos pilotos de su vida, de los que se dedican a “hacer que las cosas sucedan”.

No te preocupes, hoy no tienes por qué brillar; hoy no tienes por qué ser el pilar en el que todos se apoyan; hoy tienes derecho a que cambien las tornas. Hoy puedes dejar de sonreír, pero mañana, mañana hay que volver a brillar.


Así que a chingarle…
TECUAN

20.1.14

LA FALSA IDENTIDAD...

Resulta que un día te despiertas y te das cuenta de que se te ha olvidado quién eres en realidad, ya que en algún punto de tu vida has adoptado una nueva identidad que, como no corresponde con la realidad, te deja siempre, tengas lo que tengas, con una sensación de vacío interior.

Así que para poder llenar esta sensación de que "te falta algo", intentamos adornar esa identidad que hemos tomado para que parezca más llamativa y valiosa.

Adquisiciones materiales, lujos, posesiones, poder adquisitivo, apariencia, falsas poses, pretensión...

Por eso tantas veces soñamos con esa persona que quisiéramos ser y con esa forma de ser que nos gustaría tener. Nuestro mundo personal y social está lleno de "deberías", "no deberías", de "tendrías" y "no tendrías"...

...Todas estas exigencias tienen sentido cuando uno se contempla a sí mismo como defectuoso e incompleto, pero no tienen sentido cuando comprendemos que lo que está más allá de esa identidad aparente es una esencia llena de inteligencia, creatividad y amor, y que, por su propia naturaleza, es perfecta, esto es, completa.

Por eso, el entrenamiento que verdaderamente ofrece resultados no es el que nos ayuda a mejorar nuestra falsa identidad, sino aquél que nos ayuda a trascender esa identidad para reencontrarnos con quienes somos en realidad.

Lo que necesitamos es descubrir qué hay realmente detrás de las palabras "YO SOY"...

Pero sin mentiras, sin rencores y sobre todo, con completa humildad.

Yo lo estoy haciendo... y vaya que he sido un verdadero caos, jamás es tarde para cambiar, mejorar.

Sé el cambio que quieres ver en el mundo. Las personas sólo cambiamos de verdad cuando nos damos cuenta de las consecuencias de no hacerlo...

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"Sólo quien avance bajo el fardo, más o menos agobiante, de sus tinieblas y su sinceridad, bajo el fardo de su verdad más honda, sólo quien avance bajo su peso íntegro y sin disfraz, logrará caminar por el sendero que le llevará a sí mismo: el único sendero en que tropieza uno con la paz y el amor, la gratitud y la sonrisa. Y encontrará lo que todos febrilmente persiguen sin dar jamás con ello: la cristalina fuente de la serenidad y la alegría. Una fuente que brota en el mismísimo punto y el mismísimo instante en que se logra la aprobación de uno mismo tal como es, la aprobación de la vida como es, la aprobación del mundo."

(Ahora hablaré de mi.)
Antonio Gala.

4.1.14

DE EL AÑO QUE LLEGA, POR EL AÑO QUE SE VA…

Ya pasó la parafernalia de dedicatorias, buenos deseos y pusilánimes propósitos de año nuevo que -SIENDO REALISTAS- se verán mermados a mediados de junio si no soy tan fatalista. Lo sé, lo sé; “ya llego el Grinch del Tecuan a blasfemar sobre el año nuevo”. Y en realidad esta vez están un poco equivocados, mi post ésta vez trata de aquellas cosas que inevitablemente se quedaron pendientes, esas cosas que juraste cumplir y jamás encontraron la luz de la realización.

Se fue un año más, ¿Cuántos asuntos pendientes se quedaron en aquél tiempo? No lo sabremos, hasta que aquella voz en nuestra conciencia los haga volar y los libere como palabra que se prende al impregnarse en nuestro pensamiento y nos los muestre como dicho que se diga, mientras se dice, no sólo mientras se piense calladamente, soterradamente, sigilosamente, penosamente. Penosamente porque vas a recordar todas esas cosas que prometiste y no cumpliste:


“siempre te voy a amar”, “siempre estaremos juntos”, “jamás te voy a lastimar”, “no lo vuelvo a hacer, lo juro”, y para no leerme tan persuasivo en los terrenos de las relaciones personales, ¿qué tal las sentencias; “no vuelvo a tomar”, “debo alimentarme mejor”, "te juro que no volverá a ocurrir", “empezaré a ahorrar”…?


¿Cuántos sentimientos atrapados, cuántas expresiones apresadas, cuántas palabras calladas, inéditas, innatas, cuántas acciones, cuanta vida se nos quedó en el intento de un mejor AÑO PASADO? 


Un último beso, una despedida, un saludo, una propuesta, una iniciativa, una llamada, una contestación. Un tintero y su tinta, UNA HOJA EN WORD (entiéndase; -nuevo documento en blanco-) jamás iniciada. Y en ella, la vida que no fue, como un río que fluye en el subterráneo y no se ve ni se escucha el caudal a su paso porque no se atrevió escapar de su encierro, se quedó en esa cueva llamada indecisión. Un tiempo que se consumió y consigo se llevó todas las oportunidades, todos los puertos y sus barcas, todas las salidas con sus entradas, todas las ventanas y sus vientos, todos los anhelos que enterrados fueron entre los restos de un suspiro que se nos atoró en un instante, en el del ansia, en el del ego, en el de la envidia, en el del miedo.


La vida que pasó frente a nosotros y que dejamos ir en forma de múltiples oportunidades.


Hace unos días, todo era abrazos, buenos deseos, felicitaciones, esperanza, regalos, la cena, la fiesta... y de pronto, todo termina; regresamos del sueño decembrino y del “nuevo ciclo” a la realidad martirizante que nos vuelve a separar. ¿No ocurrió así el año pasado también?

Y entonces, los sueños se esfuman y quedan olvidados en algún cajón junto con los abrazos, los buenos deseos, las felicitaciones, la esperanza, los regalos, la cena, la fiesta... hasta el próximo fin de año.

Las calles vuelven a oscurecerse. Las luces de “amor y esperanza” se apagan. Los regalos parecen esfumarse cuando estos carecen del aura mágica del buen deseo. Y las buenas intenciones van desapareciendo conforme pasan los meses. Hasta que llegamos otra vez, al próximo diciembre con las manos vacías, con la ansiedad en la garganta, y vuelven a aparecer las luces de esperanza y con ellas, el ciclo se repite... El mundo vive una crisis profunda de decepción y apatía.


Ok, ok… hasta aquí todo parece un libro de escritor maldito que nunca tuvo regalos en navidad. Bueno, no están tan equivocados, pero el punto es que los tiempos en los que estamos viviendo no permiten que las alegorías se extiendan a tiempos indefinidos. Las personas optimistas sostienen que en realidad, festejan estar vivos un año más (casi cómo lo que se hace en un cumpleaños, pero no tan de manera individual, éste es un “cumpleaños” mundial), lo cuestionable es que solo se acuerden de festejarlo una vez por año.

El curso natural de la vida supone cambios.

Lo mismo pasa con los propósitos de año nuevo. El energético arranque disminuye, fastidia, aburre y se convierte en un pusilánime ensayo que termina, si bien nos va, en el mes de marzo.

Y digo esto, porque muchas personas logran entender la vida cuando están en alguno de los dos extremos de ella, en el medio nos pasamos tomando decisiones para arreglar las cagadas que provocaron esas mismas decisiones. Algo así como un “error de redundancia cíclica”.

A medida que vamos acumulando meses en la vida, tenemos la percepción de que los años pasan más rápido, la explicación más racional sería que mientras crecemos, cada año representa menos, proporcionalmente, en el total de nuestra vida.


Si bien el tiempo siempre es el mismo (ya que en realidad es una ilusión contarlo), lo que varían son los estímulos que ocurren en él, porque vivir es sentir emociones.

La infancia nos pareció eterna, porque los recuerdos son variados, porque toda experiencia era nueva. Actualmente los días se repiten y los objetivos que nos autoimponemos son materiales y tan efímeros como las satisfacciones que nos provoca alcanzarlos. Conforme crecemos y nos abocamos a “llegar a tal edad con la vida hecha”, nos dedicamos a desperdiciar el tiempo en trabajar para intentar comprar esa vida que ya nos pautaron como era. Todos asumimos los mismos 3 o 4 parámetros sociales como únicos caminos “correctos” y creemos que la vida se reduce a tener cosas y formalizar vínculos.

Podemos entonces tomarnos un tiempo y preguntarnos, ¿qué chingados es tener la vida hecha para nosotros?, o podemos seguir las flechas, conseguirlo, darnos cuenta que en realidad vivimos equivocadamente un modelo decidido por otros y sacarle el signo de interrogación a esa pregunta. Los años pasan más rápido cuando son todos iguales, cuando son un “ctrl+c” y “ctrl+v” de otras vidas, levantarse, ir a la oficina, comer y mirar la tele todos los días, la misma rutina. Nosotros y la vida moderna que abrazamos, somos los culpables de que los años pasen rápido, porque la rutina no emociona, no diferencia los días y nos aleja permanentemente de la necesaria improvisación de la vida. Supongo que en la última etapa nos sacudirá un poco la obligatoriedad de la muerte, nos empujará a volver a sentir emociones, como en la infancia, pero está vez regidos por la teoría de la escasez y esa sensación de “esto se termina, agarra lo que puedas antes de irte”.

Lo aburrido pasa lento, los días iguales pasan lentos, lo paradójico es que ésta monotonía sea lo que no te deja distinguir un año de otro y sea la misma que hace volar los años que vamos contando.

Aquí tienen un nuevo tintero. Sólo falta la pluma, la del ganso, la del cuervo, la del cóndor, la de la libertad. La pluma de la vida, la que canta, la que señala, la que ensueña y enseña, la que en el tintero entra y rescata esas oportunidades escapadas, los puertos y las barcas, las salidas y las entradas, las ventanas y los vientos y los anhelos…


La pluma, la misma pluma que nos hace volar escribiéndonos en la faz de éste tiempo que se renueva, como año nuevo, como ganas de empezar otra vez, pero esta vez mejor, esta vez más ligeros, esta vez más alegres, como “hombres y mujeres de buena voluntad”.



Así lo veo desde mi mundo de letras. El tintero es tu vida, el lienzo, la hoja en blanco; es el mundo en dónde te encuentras… la pluma, la de ganso, la de cuervo, la de cóndor, la de güila o de gallina, eres tú. ¿Qué vas a escribir para éste año?

Mira allá afuera, ¿lo viste? pasó otro día igual al de ayer, y no volverá jamás.
TECUAN