19.7.13

DE EL KARMA Y SUS TRAGICOMEDIAS...

Hace un tiempo y en repetidas ocasiones, ha sido menester de diálogo ese asunto llamado “Karma”…

Ayer por ejemplo, en una charla muy amena que tuve con una hermosa amiga, gurú de las artes místicas y yogui personal de mis contactos con la “energía” corpórea, tocamos nuevamente el tema.

Para aquellos que no estén muy familiarizados con el asunto.

¿Qué dice la Wikipedia? (inclino mi rostro como reverencia):

 De acuerdo con varias religiones dhármicas, el Karma (en sánscrito: कर्म) sería una energía trascendente (invisible e inmensurable) que se deriva de los actos de las personas. De acuerdo con las leyes del karma, cada una de las sucesivas reencarnaciones quedaría condicionada por los actos realizados en vidas anteriores. Es una creencia central en las doctrinas del budismo, el hinduismo, el yainismo,1 el ayyavazhi y el espiritismo. Aunque estas religiones expresan diferencias en el significado mismo de la palabra karma, tienen una base común de interpretación. Generalmente el karma se interpreta como una «ley» cósmica de retribución, o de causa y efecto. Se refiere al concepto de "acción" o "acto" entendido como aquello que causa el comienzo del ciclo de causa y efecto.


Ok, ok… ustedes pueden “googlearlo” para terminar de leer.

Como bien dicen las abuelitas: hay envidias de las malas y envidias de las buenas.

A mí me gusta pensar que, si eso es cierto; yo siento envidia de la buena. Por ejemplo: Una persona talentosa me provoca envidia en cierto modo; pero la diferencia entre envidia buena y envidia mala aquí sería que yo no deseo que la persona a quien envidio no tenga su talento, sino que yo desearía tenerlo al igual que él y trabajo en ello para lograrlo (si me interesa, si no; sólo le admiro).

Los malos envidiosos, por el contrario, desearían que la persona talentosa no fuera talentosa, como si desearan jalarle al mismo nivel en el que se encuentran ellos, impidiendo que se alejen más. Así son los malos envidiosos; son personas inseguras de sus propias capacidades, pues las saben escasas o limitadas.

Esta hermosa amiga que les menciono, cuyo nombre en náhuatl, significa “estrella”; me hablo con una analogía, lo que es la envidia reflejada o alimentada por el ego, “somos como espejos que reflejan lo que somos o carecemos, deseamos; aquello que anhelamos en otras personas, y el ver en una persona una cualidad que nosotros anhelamos pero carecemos, nos provoca lo que yo en términos poco ortodoxos le llamo ARDOR EN LA COLA”.

Cuando somos niños, uno de los principales procesos de adoctrinamiento educación por el que pasamos es el de "ser obedientes". Un niño obediente es sinónimo de un niño bueno: el niño que se queda quietecito en un rincón, juega "tranquilo" y no "destroza las cosas" es un niño bueno. El niño bueno obedece lo que diga mamá y papá, y ya de paso, abuelos, tíos, hermanos, primos y hasta al perro.

Cuando evolucionamos de asquerosas y babeantes larvas hacia asquerosos y babeantes adolescentes, la situación cambia un poco. Nos gusta "rebelarnos" contra nuestros padres, maestros y todos aquellos que identifiquemos como "los mayores". Básicamente esa rebeldía consiste en realizar pendejadas diversas y hacer lo contrario de lo que nos digan, y pocas veces se transforma en algo verdaderamente importante o trascendente. Tarde o temprano muchos pasan su "fase" y se transforman en grises e idiotas empleados oficinistas seres de bien y de provecho para la sociedad. Todo por el cuento popular que cita; “los niños buenos, van al cielo”.

Bajo esta premisa y en contra de ella existen grupos de zoquetes personas que afirman que no creen en cuentos para niños asustadizos. Aquellos cuentos que dicen, que si te portas mal, Dios te castigara y te iras al infierno… No creen en un señor chancludo y en toga (Dios) que aparentemente no tiene nada mejor que hacer que ejercer de voyerista de tiempo completo mientras castiga gente QUE NO SE PORTA COMO ÉL MANDA, ¡Ah! pero sí creen en que "todo lo que haces en esta vida se te regresa".

Creen que existe una especie de revancha hípergaláctica mega cósmica a la que osadamente le llaman "karma" derivado de creencias védicas.

¿Cuál es el origen del karma?

Es un término que surge de creencias de origen védico (budismo, hinduismo, yainismo) y que se refiere a una energía metafísica que surge de las acciones individuales de las personas. Es una especie de "ley cósmica" de retribución, simple causa y efecto. Si haces cosas buenas, te irá bien; si eres malo, te irá mal.

Simple y bonito… pero poco convincente y ante todo, un mecanismo más de control humano. Claro, claro; según mi criterio.

¿Por qué?

Durante los años 60's, además del uso de drogas psicodélicas (o tal vez a causa de ellas) se pusieron de moda las creencias hinduistas en occidente. De hecho, si algo tengo que reprocharle a los Beatles es que hayan popularizado entre sus fans ese tipo de paparruchadas.
Compréndalos, eran jóvenes y estaban apendejados por la mota y el LSD.

Sin denominarlo directamente con el nombre de karma, hay mucha gente que piensa este tipo de cosas:

"Todo en esta vida se paga".

"Sí, ha hecho muchas cosas malas, pero de seguro no puede dormir. Ya verás que le tocará pagar todo eso algún día".

"Yo mejor me cuido de hacer cosas malas, no sea que se me regrese".

Aquí es donde yo digo, hermanos míos: no mamen tanto. O sea que ¿son lo suficientemente culeros e idiotas como para no hacer chingaderas al prójimo sólo por pensar que "se les pueden regresar" como niños chiquitos temiendo un hipotético castigo? O de otro modo: ¿son unos changos incivilizados que sólo actúan de la manera correcta para que no les pase nada a ustedes?

¿Se dan cuenta en dónde radica mi idea del mecanismo de control humano?

Si patean a un perro, no va a llegar una legión de perros a patearles el trasero. No ocurrirá eso, pero si yo los veo, posiblemente les patee el culo por cabrones!! Soy un defensor de los animales…

Si queman un bosque, no va a llegar una legión de ardillas a quemar su casa.

Si echan a su novia de la casa, no va a llegar a apuntarles con una pistola y matarlos... bueno, tal vez esto último sí, pero eso no tendría nada que ver con karma, sería más bien una reacción natural de la progesterona y qué tan psicótica sea esa exnovia.

¿Cuál es mi postura ante el Karma? Ok, ok… aunque esto suene contradictorio, creo en él, creo en el karma, pero hay una serie de eventos y vicisitudes que se han dado a través de la historia que me hacen pensar que aunque es muy “romántica” la idea del karma y de la justicia cósmica, ésta sólo es un mecanismo más de control para que todos ustedes, simples mortales se porten como la gente con poder, quiere.

Para que sea comprensible lo que trato de decir con mis anteriores ejemplos burdos les presento una tercia de ejemplos de personas a las que prácticamente el karma se las peló figurada, pero olímpicamente:

¿Qué tanto saben de historia?

Caso 1.- 
Iósif Stalin: Gobernó la URSS con culerés extrema. Nació pobre (como muchos gobernantes) y durante su juventud se unió al ala Bolchevique del Partido Social Demócrata hasta que logró el control del Politburó. Bajo su régimen se cometieron diversas torturas contra sus detractores, llevó a su país a un trato con Hitler (que lo traicionó) y vivió sin pedos hasta los setenta y tantos años, cuando falleció a causa de una apoplejía. ¿Castigo? Cero.


Caso 2.-
Francisco Franco: Hijo de puta profesional (y gobernante de España). Militar culero (valga la redundancia) que jodió a los españoles durante algo así como un chingo de décadas. Durante ese tiempo, igual que Stalin, mando matar, violar y otras cosas menos agradables a muchos de sus opositores. Nunca fue destituido y vivió 83 años. Karma: 0. Franco: 1000.


Caso 3.-
Harry S. Truman: Otro hijo de puta certificado. Militar (¿ya vieron que todos son unos culeros?), se registró un tiempo en el Ku Klux Klan (organización definida perfectamente por sus primeras dos iniciales). Llegó a presidente de los Estados Unidos y dio la orden de detonar dos bombas atómicas sobre Japón, cuando era obvio que los pobres nipones ya no podían pelear y que se rendirían de todos modos en unos meses. Murió a los 88 años, tranquilo y tras haber vivido entre honores al final de su vida. Karma: -1000 8000.

Y ejemplos hay muchos más (faltarían un chingo de papas, por ejemplo) y de expresidentes de México, pero este es un blog decente y ponerles una fotografía de Salinas o de López Portillo lo judería, así que ahí le paramos.

¿Qué estoy tratando de decirles?

Bájenle a la chaqueta mental y sus deseos de venganza cósmica. Cuando salgan de casa cierren la puerta y sean más libres, carajo. Respeten al prójimo, coman hamburguesas, denle un zape a un niño. Todos somos ojetes en algún momento de nuestra vida y no por eso se nos va a regresar todo lo malo que hagamos. A esto se le llama "vivir".

No alimenten su ego, sintiéndose especiales… ¿si leyeron mi apología sobre los “no especiales” verdad?

No estoy seguro aún, pero creo que solamente viviremos un brevísimo tiempo en este mundo y luego nos convertiremos en tierra.

Ese breve lapso se debe de aprovechar para experimentar todo tipo de sensaciones, tanto buenas como malas. Amores, desamores, aciertos, decepciones, triunfos, humillaciones, felicidad, tristeza, orgullo, humildad, etc., etc. Tomando en cuenta el procurar que al final de las cuentas, el balance general tenga más sensaciones placenteras que dolorosas, despidiéndose uno con la idea de que se tuvo una buena vida.

Yo, soy un hombre frío y calculador. Mis juicios morales están más allá del bien o el mal; para mi todas las relaciones humanas son meras estadísticas, miles de millones de sucesos interconectados derivados de una gran matriz a la cual muchos le llamaríamos Dios. No son más que causas y efectos; la buena voluntad es efecto de una vida feliz; la mala, de una vida de abusos, violencia o enfermedades mentales. No es suerte, ni la voluntad divina, es un mecanicismo de fenómenos relacionados dentro de un mismo grupo, un universo inalterable donde el cambio radical en la vida de un humano no sería dentro de él más que el viento producido por el aleteo de una mariposa. (Teoría del caos)

Citaré algo que también me dijo la hermosa Citalli (por si no sabían su nombre aún después de tantas pistas) y que justamente acaba de publicar algo parecido en su muro de FB:

"Entiéndeme, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida". Y continuó: -"No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonar, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar."

¿Comprenden la grandeza y profundidad de esas palabras?... estoy seguro de que no, no las comprenden, por eso se las voy a explicar:

Todo mundo les hará daño alguna vez, y ustedes; en su calidad de “simples mortales” llenos de defectos y errores de producción, también harán daño a otras personas, sólo que su pinche ego está tan inflado como los putos minions que ya me tienen  hasta la madre… 3, 2, 1… perdón… si su ego esta tan agrandado que sienten la necesidad de obtener satisfacción por la afrenta sufrida, estará viva la llama de la retribución o satisfacción, cósmica o personal y hasta no ver satisfecha esa afrenta, no podrán vivir tranquilos y en armonía con la vida misma…

Pero, (siempre hay un pero) si después de leer esto sigues creyendo en esa onda del Karma, te voy a dar un consejo para aprender a sacar balances a tu favor. No lo niego, y ya lo dije anteriormente, me gusta la idea del Karma, porque el karma siempre será una promesa intangible de justicia. Pero, también me gusta sentirme lo suficientemente astuto como para ajustar esa balanza “kármica” y que se incline más al bien que al mal.

Me gusta jugar con el universo; pretender no ser un engrane del montón, aunque lo sea, y sentirme lo suficientemente dichoso como para determinar por mí mismo, mirando los vectores a mi alrededor, lo que con mi vida pasará. Es por ello el dicho de que "la vida da muchas vueltas", hay cosas que nunca las habría podido prever y que nunca podré.

Sin embargo hay caprichos que puedo darme. “Caprichos de genio”, les llamo petulantemente.

Suponiendo que los pecados y los aciertos se sumaran en el final de nuestra vida y fueran juzgados por un “Dios” matemáticamente kármico; entonces tengo una prerrogativa, que me otorga tal sabiduría, y puedo darme el "lujo" de aprovecharme de los "errores del sistema" de vez en cuando.

Libre albedrío… ¿les suena familiar?

¿Por qué esperar el vergajo lento del karma? ¿Por qué no ajustar cuentas con el brazo propio?

Hay peores pecados que la venganza cuando esta no rebasa la magnitud del daño causado sobre la persona que la busca; como la traición, la infamia u otros abusos indignantes. ¿Qué hay de provechoso en no hacer nada ante una ofensa? ¿Por qué no devolverle las flechas a quien nos las envía? ¿No se le movería acaso la avidez sangrienta a una persona anti-venganza, al ver a uno de sus seres queridos siendo cruelmente asesinados sin motivo de ser y cobardemente?

Francamente lo dudo, todos somos animales buscando saciar nuestros más primitivos instintos.

Aunque sea dicha la verdad, la palabra venganza lleva una rudeza excesiva en su expresión. No es algo tan fuerte como suena. Yo lo veo como un puñetazo de vuelta, nada más. Además mis venganzas no suelen ir más allá de restregarle un triunfo a algún "enemigo" profesional, intelectual o estudiantil, humillar con carcajadas una equivocación o lanzar al agua puerca a alguno de los imbéciles que me hizo daño cuando tenía la guardia baja. No me importa si me condenan todas las religiones, para mí es una satisfacción, un capricho alevoso, un manjar poético que ni el mismo sol me privaría de hacerlo.

Pero, aquí viene el truco…

Después de haber cometido ciertas “atrocidades” que no hacen daños cataclismicos… nivelo el karma hipócritamente con muchas buenas obras, buenas acciones, como lo hace la mayoría, para estar bien ante los ojos de esa energía cósmica vengativa.

¿Cómo? Pues realizando buenas obras que no caigan en la hipocresía, que sean obras realizadas con el corazón y con el afán de ayudar y servir al prójimo.

Cuando se elude una dificultad cualquiera, aparte de estar cometiendo un grave error, es inútil pensar que si la ignoramos puede desvanecerse. Precisamente ocurre todo lo contrario, aparecerá ante nosotros una y otra vez hasta que consigamos resolverla.

El hecho de que nos encontremos ante ella, es debido sin lugar a dudas a que nosotros somos los únicos responsables de haberla provocado, mediante un comportamiento erróneo anterior y por lo tanto, también somos los únicos que debemos afrontarla y subsanarla. Mientras esto no suceda, tendremos una deuda pendiente que la Ley Universal de Causa y Efecto, nos reclamará una y otra vez  hasta que decidamos saldarla, siendo entre tanto el auténtico fantasma que perturbará nuestro reposo.

Ese fantasma, es a lo que ufanamente llamarás: KARMA.

Vive, disfruta tu vida, róbale ese beso a esa mujer que entrena Kung-fu, jiu jitsu, muay thai, box, y demás palabras peligrosas, aunque seguramente pateara tu trasero por el atrevimiento, pero no te quedarás con la eterna duda inconmensurable de la única cosa asquerosa en el universo, que la misma mecánica cuántica detesta, y no es el Karma, es el “HUBIERA”

QUE TENGAN UNA EXCELENTE VIDA


TECUAN.