En mi memoria persistes
como una imagen recia, dolosa y seca.
Tus palabras, aún están en mi boca,
y tu acento aún es mi acento....
¡Como Dueles!
De noche entre la oscuridad,
de día entre la gente,
aún me queman los besos que me debes,
aún me calan los abrazos que no me diste.
Aún tus mentiras están vivas, aún vive tu recuerdo
¿¿¿Cómo olvidar lo que no queremos olvidar???
En la memoria aún persistes, aunque te finja muerta,
tus labios son los míos, mi boca aún es tuya e intento mentirme
pero aun en la mentira
¡¡¡Como Dueles!!!
Una vez más Abril toca a mi puerta, la puerta de mi alma, es una tarde de esas en las que no hay mucho que hacer, o que quizá si tenga mucho por hacer; pero las ganas de hacer aquellas cosas eran lo que realmente no había, me dispongo gustoso a ver programas de carácter científico, recuerdo que entre los que vi, mis favoritos fueron “LA TEORÍA DE CUERDAS”, “FÍSICA Y MECÁNICA CUÁNTICA”, “EL COSMOS”, etc.
Lo curioso de este tipo de materiales de divulgación científica, es que los panoramas se amplían, en lo personal eso me ocurre a mí, uno comienza a “ver” las cosas de un modo diferente, ahora sé (por aquella teoría cuántica) que YO no soy más que una serie de impulsos eléctricos que interactúan entre sí por efecto de la ley del electromagnetismo, también sé; que la realidad no es tan real como creemos que es, y que lo irreal es más real de lo que queremos creer ¿wtf?...
Mi cabeza comienza a llenarse de ideas malévolas respecto al origen del universo, el cosmos y la raza humana cuando me doy cuenta de los “maleficios” que implican unos gramos de conocimiento… toda una sarta de preguntas sin respuesta, de misterios dilucidados y cavilaciones profundas como la siguiente:
¿Si la materia no es materia si no energía, y todos somos millones de impulsos eléctricos interactuando unos con otros, de que están hechos los recuerdos que nos socavan tanto?
La memoria, consiste en conexiones sinápticas entre neuronas (en términos muy, muy burdos) y la memoria a largo plazo, los recuerdos que tanto nos alegran o perjudican, son consecuencia de un reforzamiento permanente de la sinapsis a través de la sintetización de ciertas proteínas; también tiene mucho que ver el factor genético. En mi caso, creo que ese factor genético fue heredado hacia mi atípica persona a través de mi abuelo, y esto tiene muchos beneficios.... y desventajas.
Me transporto a tiempos remotos y vuelvo a ver con relativa facilidad los colores de la vieja sala de la casa de mi infancia; me veo a mi mismo contemplando entre asombrado y baboso en la pantalla de un televisor (que todavía conservo) un capítulo especial llamado "la persistencia de la memoria"; título tomado a su vez de una magnífica obra de arte de aquel pintor, Salvador Dalí.
En ese capítulo se habla sobre la memoria colectiva, el saber humano; ese saber que radica en las bibliotecas, la memoria colectiva de la humanidad y a las tantas formas de acumular el saber.
¿Pero por qué? ¿Qué es lo que hace aferrarnos no solo a los recuerdos básicos para la supervivencia (como comer, dormir y un largo etc.) sino a aquellos momentos de nuestra vida, que incluso a fuerza de volver a ellos una y otra vez, nos alegran o hacen daño?
No tengo una mejor respuesta que la que da Alan Moore en ese magnífico pedazo de literatura gráfica llamada la broma mortal:
Ahora pequeños, pueden sentarse en mi regazo y escuchar atentamente una historia de verdadero amor…
CELEBRANDO 10 AÑOS DEL DÍA MAS INCREÍBLEMENTE INCREÍBLE DE MI EXISTENCIAL EXISTENCIA…
La memoria es muy traicionera. De momento te encuentras perdido en un carnaval de delicias, con aromas intensos de tu niñez. Pasas a tu pubertad con todas sus cursilerías sentimentales. Y de pronto, te lleva a un lugar donde no quieres estar... Un lugar oscuro y frío, lleno de formas ambiguas y terribles. Son las cosas que deseas poder olvidar, y que sin embargo no puedes. Los recuerdos pueden ser unas bestias viles y repulsivas. Supongo que igual que los hijos ¡JA!
Pero, ¿Acaso podemos vivir sin ellos? Los recuerdos son los cimientos de nuestra razón. Si no podemos enfrentarlos, negamos nuestra razón. ¿Y qué nos obliga a enfrentarlos? No existe ningún contrato que nos ate al raciocinio... y no hay cláusula de cordura.
Así que cuando te encuentres inmerso en una secuencia de pensamientos muy desagradable, y te dirija a los lugares de tu pasado, donde el terror es insoportable, recuerda que siempre puedes acudir a la locura... la locura es la salida de emergencia. Basta con que salgas y cierres la puerta a todas esas cosas horribles que pasaron, así se quedarán encerradas... para siempre
Así de simple y directo. Negar nuestros recuerdos es aceptar que estamos peor que una cabra.
Y aquí es donde yo, en este día de Abril; entro en conflicto. Quisiera a veces poder desprenderme de ciertas cosas, estar un poco loco, pero tengo mucha lucidez en esa memoria de "largo plazo", ahí están; ese pasillo alfombrado, juguetes regados en la alfombra, hierba fresca y verde, un manantial, los intentos para tirarme sobre un charco, un beso de carmín, el primer beso de amor verdadero, el primer descenso a seis metros bajo tierra, ver quebrarse a alguien que consideré como un roble, el mar, el bosque, las interminables luces de la ciudad, la emoción incomparable de un concierto en vivo, centros comerciales pretenciosos donde suceden las cosas más increíbles, la noche que me perdí en “jamás supe donde”, recuerdos borrosos de alcohol, amistades que se transforman, otro beso a la luz de la luna, la traición de encontrar a un amor en brazos de alguien más, la emoción de contemplar la superficie lunar con el telescopio, los viajes mágicos y los interminables, la angustia del fallecimiento, las noches en vela; y el fuego, el fuego inolvidable... todo, todo está ahí. Presente en una fracción de segundo…
Allí estaban ella y sus ojos coquetos y socarrones, su rostro angelical incólume a los embates del tiempo, formaba una sonrisa traviesa y despreocupada, seguía siendo tan bella como la última vez que la vi.
Torpemente me acerqué a ella, estaba tan sorprendida de verme como yo de verla a ella. Las remembranzas de nuestra “juventud” distaban mucho de las imágenes que teníamos el uno del otro cuando solíamos caminar juntos luego del colegio. Era raro y emocionante volvernos a encontrar después de tanto tiempo, sin embargo me sonrió, me dio un beso en la mejilla y un cariñoso abrazo.
-Pero qué cambiado estás- me dijo-.
Premeditadamente yo le dije a ella que seguía exactamente igual, excepto por algunos pequeños detalles, a decir verdad eran dos grandes detalles pero decidí guardar el comentario para mí mismo y para los otros compañeros de la generación.
-Creciste en belleza- Respondí bellacamente.
Me sonrió y se sonrojó. Seguía siendo la chica de la que me enamoré en la adolescencia, mi amor de verano, invierno y primavera, de las tardes de lluvia, quien me dio mi primer beso, mi primer beso de amor. Platicamos un rato, nos pusimos al tanto de lo que hacía, de su familia, novios, etc. La conversación fácil y fluida como antes; reímos de las tonterías de antaño…
La tomé de la mano sin balbucear, la miré a los ojos y le dije en una mirada que nunca olvidaría que fue ella quien me dio a conocer el amor en aquel primer beso.
…Teníamos escasamente dieciocho, días antes en la escuela le había pedido que fuera mi novia y ella por medio de una carta me daría la respuesta. Aun recuerdo aquellas letras “lo quiero I-N-T-E-N-T-A-R” Me dijo que sí. No supe cómo reaccionar era mi primera novia no sabía qué hacer ni qué decir, la abracé unos minutos estaba demasiado nervioso… al termino de clases nos vimos, nos saludamos y fingimos demencia las primeras horas hasta que estuvimos solos.
-¿Entonces qué? – le dije.
Me dijo que sí. En ese momento se apagaron todas las luces durante unos segundos yo sabía que algo grande iba a pasar, luego olí su perfume, sentí su cabello rozando mi cara y sus labios en los míos. Sabía lo que pasaba y solo moví mis labios al compás de los de ella, fue mágico. Realmente la luz no se había apagado, lo que realmente pasaba era que el amor me había cegado…
-Me sellaste desde ese momento- le dije después de contarle la historia.
Me miró a los labios y después a los ojos. Sabía lo que me correspondía ahora, ya no era el niño tímido de antes y me sentía con plena facultad de hacer lo que yo quisiera.
-Ahora te arrebataré un suspiro y serás tú quien recuerde mi perfume y mis labios.
La acerqué a mí y la comencé a besar, ella suspiró y yo me volví a enamorar. Todo fue como aquella tarde cuando éramos adolescentes, la tarde mágica y luces de colores.
Pero después fue distinto, todo cambió. La volví a besar y ella comenzó a desmoronarse, a cada beso ella parecía desintegrarse en pequeñas migajas de goma de borrar, miles y miles de vestigios de goma de borrar comenzaron a colarse entre mis dedos, poco a poco se desmoronaba hasta que se esfumó de mis brazos...
Así, inesperada como llego; se fue por segunda vez, sin una razón, sin una explicación…
El calor del día disipó la imagen de ella y esclareció lo real de lo irreal.
-¿Por qué aquella mujer habría de desmoronarse en pedazos al momento de besarle?-.
¿¿QUE CREER?? Durante muchos días me aturdía esa pregunta, cuantas veces había leído, escuchado, la frase "si amas algo déjalo libre, si regresa, es tuyo, si no; nunca lo fue"
¿¿ Que creer?? Cuando piensas que has perdido y ese algo-alguien, regresa de la nada, cuando menos le llamabas, cuando menos le esperabas, cuando menos le necesitabas.
Creí que lo importante no era que creer (suena a contradicción), lo importante es, lo que se siente, por que cuando amas, cuando realmente amas, puedes mandar al diablo muchas de tus creencias incluso, las contradicciones.
Cuando estábamos en la escuela y yo necesitaba algo, ella era siempre la primera persona a quien yo recurría puesto que siempre estaba al pendiente de mí, su entrega fue total. Mi memoria guardó este detalle relacionándola totalmente con ella para que, en caso de requerir ayuda o regocijo de nuevo supiera a quien acudir primero.
Este tipo de sutilezas siempre quedan guardadas en nuestra memoria para hacer uso de ellas cuando lo necesitemos, mi cerebro elucubró un sueño en donde ella era mía y después desaparecía, no lo niego en el momento me sentía enamorado otra vez. Simplemente remembranzas.
La gente trata de borrar recuerdos del pasado, generalmente malos relacionados con el amor; despechos, traiciones, melancolías, tristezas, pero nunca lo logran. Los recuerdos se pueden borrar pero los sentimientos no.
La memoria de lo cognitivo es efímera a través del tiempo, pero la memoria del corazón se queda plasmada por siempre.
No me arrepiento de lo que he vivido. Debe de haber cosas malas, lastimas y te lastiman pero el balance siempre resulta positivo.
El baúl de los recuerdos siempre está dispuesto a que lo saqueen para volvernos a enamorar.
Y hoy 6 de abril, a diez años de aquel suceso, llego a la parte con la que comenzamos: la materia de la que están hechos los recuerdos. Esa materia creo, se llama vida. Una década de cambios y enseñanzas, las décadas parecen tan lejanas e irreales al contemplarlas mirando hacia el futuro, pero cada vez que llegan nos sorprenden como un ladrón a la vuelta de una esquina por la que siempre hemos transitado y en la que nunca nos hubiéramos imaginado que encontraríamos a quien nos despojaría de algo muy valioso.
El tiempo, cuando se le mira como una representación de la vida que transcurre, es un tesoro que no se puede almacenar, es un testigo que se consume dejando sus propias cenizas como marcas de referencia que nos ayudan a recordar.
Las décadas se van casi sin despedirse, dando paso a otras nuevas que llegan irremediablemente para ser recibidas con temor, tristeza, regocijo o esperanza... O con todo eso junto y mucho más, quizás por ello insistimos en celebrar, reflexionar y hasta mejorar conforme se aproxima el final de una y la llegada de otra, porque las que se van nos recuerdan que no somos eternos y las que llegan nos invitan a vivir con mayor intensidad.
Celebro porque no es que el tiempo se me escape, sino que sigue acudiendo a mí como un presente, festejo porque tu luz sigue encendida y, como pasa con las estrellas, brillará más cuanto más añeja sea. Vive intensamente y no temas equivocarte, la luz no se equivoca porque no le teme a nada, la oscuridad necesita esconderse para existir.
Celebra con estrellas, porque puedes verlas y hasta sentir su luz rozando tu cuello, porque puedes imaginar que están ahí como un regalo de amor, como la ceniza de un tiempo que al ser recordado iluminará el presente y recobrará las esperanzas en el futuro. Quizás por ello muchos busquen la fortuna en las estrellas.
Encuentra tu propia fortuna y no intentes adivinarla porque la luz no se adivina, vive la experiencia de su búsqueda, la angustia de su espera y la alegría de su encuentro como en el amanecer que viene con el sol después de una noche fría y oscura.
Haz del sol tu acompañante y no olvides colgar sobre tus hombros dos estrellas que combinen con las de tus ojos para que en los días de oscuridad, en las noches más largas, la luz siga ahí, iluminando el tiempo, quemándolo y dejando bondadosas cenizas que se acumularán en décadas y se convertirán en memorias de una vida que al final de todo habrá sido bella.
Que tu luz brille diez decadas mas
Gracias por iluminar mi camino,
Gracias por ser, mi estrella.