19.4.10

PUERTA ABIERTA

Te recomiendo que antes de seguir leyendo, (no hagas trampa) reflexiones un momento y pienses sobre esta pregunta:

Para qué sirve una puerta?

Luego de que hayas pensado al respecto, si quieres, hazle a una persona que tengas al alcance, la misma pregunta;

Para qué sirve una puerta?

Algunos dirán que es "para evitar que la gente entre o pase". Pero eso no es del todo correcto, porque si quisiéramos que la gente no pase al otro lado de una pared, sencillamente continuaría la pared. No me molestaría en abrir un hueco y colocar una puerta, ¿no? No sea que alguien la logre abrir!, al menos en la ciudad de “la esperanza” eso es muy común…

Otros dirán que sirve para lo contrario, "para permitir que la gente entre o pase". Pero eso tampoco es totalmente correcto, porque si quisiéramos que la gente pase al otro lado de una pared, sencillamente no colocaría una puerta. Simplemente, abriría el umbral, un hueco como para una puerta, y ya. ¡Magia! Podemos pasar al otro lado!

Pienso que la respuesta correcta no es ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario... Una puerta no es para que la gente pase, o para que no pase, mucho menos para abanicarnos moviéndola rápido.

Una puerta sirve, para que pase o entre la gente que debe entrar o pasar, y no entre o pase la gente que no debe. Así de sencillo, PARA ESO SIRVE UNA PUERTA.

Bueno... Para eso, y para abrir nueces.

A veces pienso que este blog es, en efecto, una puerta; una puerta que permanece abierta para que tú te asomes y veas dentro de mí. Algunas veces la abro bastante, otras sólo la entreabro un poco para que algo de luz llegue al otro lado...

Para algunas personas, la abertura bastará para que pasen; para otras, sólo alcanzará para que se asomen y traten de adivinar qué hay aquí de mí, como estar entre las sombras de una casa a oscuras que parece no existir... y para las personas a las que no les interesa mi existencia o simplemente no están enterados de ella, pues la puerta estará cerrada y simplemente no van a entrar.

No se preocupen, que no cerraré esta puerta. Podre estar lejos de ella, pero siempre estará abierta. Me gusta dejar que aquellos que sepan que existe, se asomen y conozcan “inside me” o al menos traten de adivinar quién soy, como soy y como percibo el mundo. Ya que también me gusta a mí asomarme al exterior, visitar otras puertas, salir a caminar en un día nublado, en las noches lluviosas, y pasar el tiempo tratando de adivinar las figuras que nacen y mueren a cada instante.

Es para eso, realmente para lo que sirve este blog...
Bueno... Para eso, y para abrir nueces.
EL QUE QUIERA ENTENDER, QUE ENTIENDA

13.4.10

CONJETURAS SIN SENTIDO

Pasan los días y me sigo preguntando, ¿qué pasaría si estuvieras aquí conmigo? A qué olería el viento y cuál sería el sonido de tu voz... Qué sentiría en el cuello cuando me susurraras al oído
y de qué color serían tus besos.

¿De qué sabor serían tus lágrimas si lloraras tú también por mí?

Cuando sabes que algo termina siempre te queda la boca amarga, queda ese extraño sabor a incertidumbre, a dolor, a desesperanza, desasosiego mezclado con lagrimas saladas y nocturnas. Ya no espero tu regreso, es una utopía que se que me traerá más mal que bien y lo sé, me di cuenta de todo el mal que me hacía a mí mismo, quererte, amarte, desearte cerca de mí a cada segundo, nadie puede culparme por ser masoquista... nadie puede culparme por estar lamiendo mi paladar y disfrutar segundo a segundo el sabor amargo de tu adiós...

La vida me sabe simple. Pasas por mi ventana sin detenerte. Miras alrededor y no me encuentras. Te necesito. Me encantaba amarte, manejar hasta tu casa, dar vuelta en aquella desviación, subir las escaleras hasta tu cuarto. Quitarme los zapatos. Tocarte el cabello, revolverlo, hacerlo junto con tu cabeza. Morderte el labio. Seguir con tu cuello, con tus pechos, con las orejas, con los bordes de tu cintura.

Me faltan tus palabras. Tus te quiero salidos del alma. Robaste la mía. Le hiciste el amor, la sedujiste, me tenías fascinado, enamorado, inquieto. Te necesito, me haces falta. Que leas en las noches mis textos. Susurres mis fantasías, dejar que mire tus ojos y saber que las hacemos, las destruimos, las reinventamos. Me inspira tu silueta por la ventana que se diluye, me inspira, que sepa que te besaré como si fuese la primera que me inspira. Que me hables y me dejes cartas regadas con fotos de anoche me enloquece. Que me pidas más me mata. Usando la playera que sólo te ponías para que la quitara de tus hombros me excita.

Me vuelvo loco. Se me antojan menos las películas, recuerdo tu voz y me acorruco en tus recuerdos, en tus pechos que tanto he besado y admirado. En tu ropa que me dejas arrancarla, en la mía que tanto te cuesta arrugar porque odias que no me guste y -con maldad- me la ponga cuando salimos y sin pensarlo sabíamos que regresaríamos a casa para hacernos el amor.

Te escribo. Como ahora, como siempre, como la primera vez que te vi y fue la primera vez que nos conocimos. Recuerdo tu endiablada inteligencia y las noches donde no dejabas de pedirme que leyera algo, y salía, no inventaba nada, me dejaba llevar, cerrábamos lo ojos y viajábamos como ahora lo hemos hecho. Así como me decias en las noches: “Lo que tú quieras- whatever that makes you happy, whatever you want (you are so fuckin special!)”.

No me gustan las estrellas ni la luz que llena la silla donde hicimos el amor. Odio cenar solo y no escuchar tu voz que me cuenta sobre su día. He aprendido a saborear el chocolate en mis labios y no en los tuyos, en tus piernas, en tus senos y tu ombligo.

No termino un maldito libro. Camino por las calles del centro esperando tu mano, escuchar que me preguntes sobre algo, que me digas por dónde caminar para llegar. Mirar cómo te pruebas los sombreros y alejarnos de las peleas. Compartir un limón, un atardecer, miles de noches y días en la cama hasta muy tarde.

Extraño tu voz, tu risa que insulta algún tipejo que arruinó tu día, el don de los cincuenta y tantos años que te dice nena y pregunta si en verdad eres tan conflictiva. Construyo avioncitos de papel para viajar y no poder estrellarnos nunca. Tacho el calendario contando los días para tu cumpleaños, para los días en que volverás y que nadie pueda interrumpirme al tener esos labios cerca que me enloquecen.

Sufro por no pasar la noche junto a ti. Que me hayas dicho que soy tu contraparte cósmica, que mi cuerpo llena al tuyo como ensamblaje de rompecabezas y a la vez busques el calor de otros brazos, sufro… en verdad, sufro. Chuleabas mi cuerpo, mi sexo, mi cabello y eso me hacia excitar. Ahora me hace imaginar tu sexo con el mío, caliente. Frotándose y húmedos. Sudamos, nos besamos y pedimos nunca dejarnos solos, lloramos por la distancia, nos hacemos fuertes y nadie se quiere venir, queremos darnos lo mejor. No aguantamos más y estallamos al unísono, me tiemblan las piernas, te da mucha sed y nos miramos ardientes, sabemos a sal.

Abrazo la almohada y delineo tu figura en mi cama. Mido la distancia de mi cuerpo al tuyo, de mi pierna sobre tu cadera, de mis rodillas a tus labios, de mi cintura a tus pechos. De mis labios a tu oreja y de mis sueños a tu alma. Así como contaste los besos y mordidas que tenías que darme para completar mi cuerpo entero yo medí el eco de mi voz que entraba por tu oído y llegaba hasta tu corazón.

Te escribo de nuevo. Me inspiraba tu deseo de vivir conmigo, de despertar contigo y desayunar mirando los diarios, las revistas de chismes, al pendejo de Televisa que nuevamente la había cagado. Planear el día completo para que en la cama tu cabello y tu cuerpo me convencieran de no levantarme jamás. De no salir y mirar documentales mientras me lees un libro y yo trato de hacer lo mismo. De mirarte maquillar y escuchar el ruido de tu secadora que endemoniadamente pone tu cabello muy sensual.

Te pedí que no me preguntaras todo lo que había vivido. No fue por guardar secretos, sino porque finalmente sentí haber dejado atrás toda esa tristeza, la confusión y el corazón roto.

Tuve momentos gratos, sí, pero la tormenta se lo tragó todo, dejándome solo, en un estado de devastación, sin saber siquiera porqué merecía tanto desprecio, porqué me quedaba solo una hilacha de dignidad. Pero llegaste tu y la perspectiva cambio por completo. Si bien dicen que el matrimonio es malo, que no sirve, yo digo que simplemente me equivoqué. Era joven y tú también. Tú entiendes. No es que no pueda hablar de ello, sino que aunque ha pasado tanto tiempo el recuerdo maldito se queda conmigo.

El día que te encontré ahí, casi por accidente, quise no quererte. Pensé en tus ojos, en tu experiencia, en tu plática que me tenía ensimismado, y hubiera preferido no seguirte, por las calles tan de madrugada, pero no lo pude evitar. Y luego me buscaste, trataste de coincidir conmigo y yo no pude más que huir, como huyen los animales asustadizos, nerviosos.

Estoy cansado de estar solo ¿sabes? Se me antoja tanto la vida a tu lado, entre libros viejos, películas y tazas de café, dormir entre tus brazos. Se me antojan esos viajes que soñé a tu lado. Se me antojan los bares, pero también se me antoja el hogar, la privacidad y la complicidad de una cama para dos, platicar, y leerte mis poemas para sentir que me quieres y poder -al fin- verte a los ojos y decirte lo que siento por ti, y que puedas sentir como se agitan todos los sentimientos en mi pecho cuando te me acercas.

Es fácil escribirte esto, ahora que no estás.
Cuando te vea, me será más fácil fumar todos los cigarros que no he fumado desde los 16 años y no podré decirte nada.

Quise tomar un libro y comenzar a leerlo. Me levanté muy temprano, las calles se recorrían rápido, los árboles olían a ti. El agua y el sol nunca se mezclaron, el frío y el caminar lento me recordaban esas palabras: “el hacer algo de mi vida”. No me molesta estar pensando todo el día en ti. Me gusta disfrutar las horas pensándote. Regresé al gimnasio y todos los espejos me enfocaban la gordura que adquirí los últimos años.

En ocasiones, sólo quiero escribirte en las hojas que algún día acomodé al lado de la computadora, que ordené esperando algún momento especial. La pluma que a veces me traiciona y me deja los dedos manchados de tinta.

Una raya que inunda mi cabeza de sueños, de muebles y gatos. De libreros y películas extrañas. No me digas que me acostumbre a estar lejos de ti, no me digas que en lugar de pensar en ti me dedique a ser feliz. No me digas que me acostumbre a tu lejanía.

Ahora, miro algunos libros mal acomodados y todos me llevan a ti. Debo confesar que me hace falta mucho mi otra mitad, mi rompecabezas, la otra parte perfecta de mí.

Estoy seguro respecto a lo que quiero hacer, vivir contigo, mirar muebles en el centro. Juntar todos nuestros libros, ordenar las películas preferidas mientras me sonrojo con las fotos que tomaste todas las noches que nos vimos, ¿recuerdas?

Ya no se qué pasa ni porque, no puedo tampoco describir lo que siento…

Una amiga lo llamo “nostalgia” yo solo sé que cada vez me resulta más difícil respirar y en este momento solo quiero dormir, dormir porque es lo más parecido que tengo ahora a la muerte, quiero morir entonces un rato y volver a la vida antes de que los gusanos y yo seamos uno mismo. Y estos pensamientos me recuerdan todas esas veces que tu también, solo querías dormir, pensabas también en morir… morir por dentro, Que estúpido fui, nunca pude entender y solo te entregue a otros labios, otros brazos, otra voz, otras caricias…

Quiero dejar de pensar un rato, dejar de pensar en el presente, en el futuro inmediato, en el “futuro, futuro”, en la gente que no he visto y quiero ver, en la gente que estaba y ahora parece no estar, en los lugares en los que quiero estar, en las cosas que quiero oír y de quien las quiero escuchar…

Quiero que mi vida deje de costar tanto, tanto tiempo, tanto esfuerzo, tanta “nostalgia”, para mí y para ellos, los que “me quieren”. Ya no quiero que sufras por mí, ¿me escuchaste?

Deseo estar a tu lado un día completo, otra vez sintiendo tus dedos entre mis cabellos…

Como antes… como siempre que hace frio y te atraigo a mi mente, cuando me pedias que te abrazara y no dejara de hacerlo.

No pude seguir el juego simplemente porque hoy, después de que me ayudaste a despertar y voltear mis ojos hacia afuera, empecé otra vez a conocer lo que está a mi alrededor, vi por primera vez el sol y me di cuenta de que todavía falta, faltan mas lagrimas, falta más aire, falta más alimento, porque me faltas mas tu y también ellos, porque ustedes son yo y me pertenecen tanto como yo a ustedes, como ellos a mí, yo a ellos y ellos a esto.

- Yo te dije alguna vez que yo dejaría todo y a todos por ti y sin pedir nada, es verdad, sigue siendo de ese modo, te esperare siempre que quieras volver y estaré feliz de recibirte con mis brazos y mi corazón abiertos, para que entres porque en realidad nunca has salido ni saldrás de ahí, para que vivas en mis pestañas no necesitas más que pedirlo y comeremos todos los días perseverancia y beberemos paciencia. Esperaré a que estés a mi lado solo para mirarte a los ojos, para decirte lo importante que eres para mí y dejarte claro que mi amor va mas allá de tiempo y distancia, no necesitas decir nada, solo por existir mereces todo lo que yo pueda darte y hasta lo que no pueda, eres lo que me motiva a hacer posible lo imposible y eres quien mueve mi piso cada vez que dices “hola”… eres quien me movería el mundo entero si decidieras decirme algún día “adiós”, eres las gracias que disfruto mas, eres la sinceridad que busco en las calles, eres el desvelo que mas disfruto, eres el recuerdo de la lluvia y el amanecer en la cama juntos platicando, eres quien me impide cerrar los ojos y quien cuando me lo permite es solo para colarse en mi memoria, eres quien borra mis defectos y cree en lo que este saco de basura puede llegar a ser, eres la canción que no he escuchado, la flor que se que vendrá, el silencio que mas espero, el beso que no se borra de mis labios, el atardecer triste, la llamada inesperada, el baño hirviendo, la cama revuelta, eres la luz que no se extingue… el soplo de vida que me despierta. Eres indudablemente el mejor recuerdo y el mejor futuro que pudiera alguna vez imaginar… espero que lo comprendas… eres simplemente quien no duele.

- Tú me dijiste que yo entiendo las cosas a mi conveniencia, y tu conveniencia está muy alejada de la mía, pero ¿y tú? Dime, después de leer esto, que haces ahí… aún sin llamarme, sin salir a buscarme…

Espero sentir tu lengua recorriendo mi pecho,
Espero sentir tu cabello entre mis dedos,
Sentir tus uñas en mi espalda,
Tus dientes en mi hombro,
El agua quemando nuestros cuerpos,
Escuchar aquellos susurros en la oscuridad, temiendo ser descubiertos…
Las risas ahogadas,
Los ojos en blanco,
Mi aliento en tu oreja,
Nuestras piernas enlazadas,
Mis brazos en tu cuello, tus manos alrededor de mi cuerpo,
Tus dedos en mi cara,
Nuestro sudor uniendo los cuerpos,
Los cuerpos enredándose en las sabanas húmedas…

Solo espero eso… volver a sentir el calor de tu boca en la mía,

Espero, espero eso y mientras pasa; solo queda recordar…

6.4.10

A 10 AÑOS DE AQUEL SUCESO...

En mi memoria persistes
como una imagen recia, dolosa y seca.
Tus palabras, aún están en mi boca,
y tu acento aún es mi acento....
¡Como Dueles!
De noche entre la oscuridad,
de día entre la gente,
aún me queman los besos que me debes,
aún me calan los abrazos que no me diste.
Aún tus mentiras están vivas, aún vive tu recuerdo
¿¿¿Cómo olvidar lo que no queremos olvidar???
En la memoria aún persistes, aunque te finja muerta,
tus labios son los míos, mi boca aún es tuya e intento mentirme
pero aun en la mentira
¡¡¡Como Dueles!!!

Una vez más Abril toca a mi puerta, la puerta de mi alma, es una tarde de esas en las que no hay mucho que hacer, o que quizá si tenga mucho por hacer; pero las ganas de hacer aquellas cosas eran lo que realmente no había, me dispongo gustoso a ver programas de carácter científico, recuerdo que entre los que vi, mis favoritos fueron “LA TEORÍA DE CUERDAS”, “FÍSICA Y MECÁNICA CUÁNTICA”, “EL COSMOS”, etc.

Lo curioso de este tipo de materiales de divulgación científica, es que los panoramas se amplían, en lo personal eso me ocurre a mí, uno comienza a “ver” las cosas de un modo diferente, ahora sé (por aquella teoría cuántica) que YO no soy más que una serie de impulsos eléctricos que interactúan entre sí por efecto de la ley del electromagnetismo, también sé; que la realidad no es tan real como creemos que es, y que lo irreal es más real de lo que queremos creer ¿wtf?...

Mi cabeza comienza a llenarse de ideas malévolas respecto al origen del universo, el cosmos y la raza humana cuando me doy cuenta de los “maleficios” que implican unos gramos de conocimiento… toda una sarta de preguntas sin respuesta, de misterios dilucidados y cavilaciones profundas como la siguiente:

¿Si la materia no es materia si no energía, y todos somos millones de impulsos eléctricos interactuando unos con otros, de que están hechos los recuerdos que nos socavan tanto?

La memoria, consiste en conexiones sinápticas entre neuronas (en términos muy, muy burdos) y la memoria a largo plazo, los recuerdos que tanto nos alegran o perjudican, son consecuencia de un reforzamiento permanente de la sinapsis a través de la sintetización de ciertas proteínas; también tiene mucho que ver el factor genético. En mi caso, creo que ese factor genético fue heredado hacia mi atípica persona a través de mi abuelo, y esto tiene muchos beneficios.... y desventajas.

Me transporto a tiempos remotos y vuelvo a ver con relativa facilidad los colores de la vieja sala de la casa de mi infancia; me veo a mi mismo contemplando entre asombrado y baboso en la pantalla de un televisor (que todavía conservo) un capítulo especial llamado "la persistencia de la memoria"; título tomado a su vez de una magnífica obra de arte de aquel pintor, Salvador Dalí.

En ese capítulo se habla sobre la memoria colectiva, el saber humano; ese saber que radica en las bibliotecas, la memoria colectiva de la humanidad y a las tantas formas de acumular el saber.

¿Pero por qué? ¿Qué es lo que hace aferrarnos no solo a los recuerdos básicos para la supervivencia (como comer, dormir y un largo etc.) sino a aquellos momentos de nuestra vida, que incluso a fuerza de volver a ellos una y otra vez, nos alegran o hacen daño?

No tengo una mejor respuesta que la que da Alan Moore en ese magnífico pedazo de literatura gráfica llamada la broma mortal:

Ahora pequeños, pueden sentarse en mi regazo y escuchar atentamente una historia de verdadero amor…

CELEBRANDO 10 AÑOS DEL DÍA MAS INCREÍBLEMENTE INCREÍBLE DE MI EXISTENCIAL EXISTENCIA…

La memoria es muy traicionera. De momento te encuentras perdido en un carnaval de delicias, con aromas intensos de tu niñez. Pasas a tu pubertad con todas sus cursilerías sentimentales. Y de pronto, te lleva a un lugar donde no quieres estar... Un lugar oscuro y frío, lleno de formas ambiguas y terribles. Son las cosas que deseas poder olvidar, y que sin embargo no puedes. Los recuerdos pueden ser unas bestias viles y repulsivas. Supongo que igual que los hijos ¡JA!

Pero, ¿Acaso podemos vivir sin ellos? Los recuerdos son los cimientos de nuestra razón. Si no podemos enfrentarlos, negamos nuestra razón. ¿Y qué nos obliga a enfrentarlos? No existe ningún contrato que nos ate al raciocinio... y no hay cláusula de cordura.

Así que cuando te encuentres inmerso en una secuencia de pensamientos muy desagradable, y te dirija a los lugares de tu pasado, donde el terror es insoportable, recuerda que siempre puedes acudir a la locura... la locura es la salida de emergencia. Basta con que salgas y cierres la puerta a todas esas cosas horribles que pasaron, así se quedarán encerradas... para siempre

Así de simple y directo. Negar nuestros recuerdos es aceptar que estamos peor que una cabra.

Y aquí es donde yo, en este día de Abril; entro en conflicto. Quisiera a veces poder desprenderme de ciertas cosas, estar un poco loco, pero tengo mucha lucidez en esa memoria de "largo plazo", ahí están; ese pasillo alfombrado, juguetes regados en la alfombra, hierba fresca y verde, un manantial, los intentos para tirarme sobre un charco, un beso de carmín, el primer beso de amor verdadero, el primer descenso a seis metros bajo tierra, ver quebrarse a alguien que consideré como un roble, el mar, el bosque, las interminables luces de la ciudad, la emoción incomparable de un concierto en vivo, centros comerciales pretenciosos donde suceden las cosas más increíbles, la noche que me perdí en “jamás supe donde”, recuerdos borrosos de alcohol, amistades que se transforman, otro beso a la luz de la luna, la traición de encontrar a un amor en brazos de alguien más, la emoción de contemplar la superficie lunar con el telescopio, los viajes mágicos y los interminables, la angustia del fallecimiento, las noches en vela; y el fuego, el fuego inolvidable... todo, todo está ahí. Presente en una fracción de segundo…

Allí estaban ella y sus ojos coquetos y socarrones, su rostro angelical incólume a los embates del tiempo, formaba una sonrisa traviesa y despreocupada, seguía siendo tan bella como la última vez que la vi.

Torpemente me acerqué a ella, estaba tan sorprendida de verme como yo de verla a ella. Las remembranzas de nuestra “juventud” distaban mucho de las imágenes que teníamos el uno del otro cuando solíamos caminar juntos luego del colegio. Era raro y emocionante volvernos a encontrar después de tanto tiempo, sin embargo me sonrió, me dio un beso en la mejilla y un cariñoso abrazo.

-Pero qué cambiado estás- me dijo-.
Premeditadamente yo le dije a ella que seguía exactamente igual, excepto por algunos pequeños detalles, a decir verdad eran dos grandes detalles pero decidí guardar el comentario para mí mismo y para los otros compañeros de la generación.

-Creciste en belleza- Respondí bellacamente.
Me sonrió y se sonrojó. Seguía siendo la chica de la que me enamoré en la adolescencia, mi amor de verano, invierno y primavera, de las tardes de lluvia, quien me dio mi primer beso, mi primer beso de amor. Platicamos un rato, nos pusimos al tanto de lo que hacía, de su familia, novios, etc. La conversación fácil y fluida como antes; reímos de las tonterías de antaño…

La tomé de la mano sin balbucear, la miré a los ojos y le dije en una mirada que nunca olvidaría que fue ella quien me dio a conocer el amor en aquel primer beso.

…Teníamos escasamente dieciocho, días antes en la escuela le había pedido que fuera mi novia y ella por medio de una carta me daría la respuesta. Aun recuerdo aquellas letras “lo quiero I-N-T-E-N-T-A-R” Me dijo que sí. No supe cómo reaccionar era mi primera novia no sabía qué hacer ni qué decir, la abracé unos minutos estaba demasiado nervioso… al termino de clases nos vimos, nos saludamos y fingimos demencia las primeras horas hasta que estuvimos solos.

-¿Entonces qué? – le dije.
Me dijo que sí. En ese momento se apagaron todas las luces durante unos segundos yo sabía que algo grande iba a pasar, luego olí su perfume, sentí su cabello rozando mi cara y sus labios en los míos. Sabía lo que pasaba y solo moví mis labios al compás de los de ella, fue mágico. Realmente la luz no se había apagado, lo que realmente pasaba era que el amor me había cegado…
-Me sellaste desde ese momento- le dije después de contarle la historia.
Me miró a los labios y después a los ojos. Sabía lo que me correspondía ahora, ya no era el niño tímido de antes y me sentía con plena facultad de hacer lo que yo quisiera.
-Ahora te arrebataré un suspiro y serás tú quien recuerde mi perfume y mis labios.

La acerqué a mí y la comencé a besar, ella suspiró y yo me volví a enamorar. Todo fue como aquella tarde cuando éramos adolescentes, la tarde mágica y luces de colores.

Pero después fue distinto, todo cambió. La volví a besar y ella comenzó a desmoronarse, a cada beso ella parecía desintegrarse en pequeñas migajas de goma de borrar, miles y miles de vestigios de goma de borrar comenzaron a colarse entre mis dedos, poco a poco se desmoronaba hasta que se esfumó de mis brazos...

Así, inesperada como llego; se fue por segunda vez, sin una razón, sin una explicación…

El calor del día disipó la imagen de ella y esclareció lo real de lo irreal.

-¿Por qué aquella mujer habría de desmoronarse en pedazos al momento de besarle?-.

¿¿QUE CREER?? Durante muchos días me aturdía esa pregunta, cuantas veces había leído, escuchado, la frase "si amas algo déjalo libre, si regresa, es tuyo, si no; nunca lo fue"

¿¿ Que creer?? Cuando piensas que has perdido y ese algo-alguien, regresa de la nada, cuando menos le llamabas, cuando menos le esperabas, cuando menos le necesitabas.

Creí que lo importante no era que creer (suena a contradicción), lo importante es, lo que se siente, por que cuando amas, cuando realmente amas, puedes mandar al diablo muchas de tus creencias incluso, las contradicciones.

Cuando estábamos en la escuela y yo necesitaba algo, ella era siempre la primera persona a quien yo recurría puesto que siempre estaba al pendiente de mí, su entrega fue total. Mi memoria guardó este detalle relacionándola totalmente con ella para que, en caso de requerir ayuda o regocijo de nuevo supiera a quien acudir primero.

Este tipo de sutilezas siempre quedan guardadas en nuestra memoria para hacer uso de ellas cuando lo necesitemos, mi cerebro elucubró un sueño en donde ella era mía y después desaparecía, no lo niego en el momento me sentía enamorado otra vez. Simplemente remembranzas.

La gente trata de borrar recuerdos del pasado, generalmente malos relacionados con el amor; despechos, traiciones, melancolías, tristezas, pero nunca lo logran. Los recuerdos se pueden borrar pero los sentimientos no.

La memoria de lo cognitivo es efímera a través del tiempo, pero la memoria del corazón se queda plasmada por siempre.

No me arrepiento de lo que he vivido. Debe de haber cosas malas, lastimas y te lastiman pero el balance siempre resulta positivo.

El baúl de los recuerdos siempre está dispuesto a que lo saqueen para volvernos a enamorar.

Y hoy 6 de abril, a diez años de aquel suceso, llego a la parte con la que comenzamos: la materia de la que están hechos los recuerdos. Esa materia creo, se llama vida. Una década de cambios y enseñanzas, las décadas parecen tan lejanas e irreales al contemplarlas mirando hacia el futuro, pero cada vez que llegan nos sorprenden como un ladrón a la vuelta de una esquina por la que siempre hemos transitado y en la que nunca nos hubiéramos imaginado que encontraríamos a quien nos despojaría de algo muy valioso.

El tiempo, cuando se le mira como una representación de la vida que transcurre, es un tesoro que no se puede almacenar, es un testigo que se consume dejando sus propias cenizas como marcas de referencia que nos ayudan a recordar.

Las décadas se van casi sin despedirse, dando paso a otras nuevas que llegan irremediablemente para ser recibidas con temor, tristeza, regocijo o esperanza... O con todo eso junto y mucho más, quizás por ello insistimos en celebrar, reflexionar y hasta mejorar conforme se aproxima el final de una y la llegada de otra, porque las que se van nos recuerdan que no somos eternos y las que llegan nos invitan a vivir con mayor intensidad.

Celebro porque no es que el tiempo se me escape, sino que sigue acudiendo a mí como un presente, festejo porque tu luz sigue encendida y, como pasa con las estrellas, brillará más cuanto más añeja sea. Vive intensamente y no temas equivocarte, la luz no se equivoca porque no le teme a nada, la oscuridad necesita esconderse para existir.

Celebra con estrellas, porque puedes verlas y hasta sentir su luz rozando tu cuello, porque puedes imaginar que están ahí como un regalo de amor, como la ceniza de un tiempo que al ser recordado iluminará el presente y recobrará las esperanzas en el futuro. Quizás por ello muchos busquen la fortuna en las estrellas.

Encuentra tu propia fortuna y no intentes adivinarla porque la luz no se adivina, vive la experiencia de su búsqueda, la angustia de su espera y la alegría de su encuentro como en el amanecer que viene con el sol después de una noche fría y oscura.

Haz del sol tu acompañante y no olvides colgar sobre tus hombros dos estrellas que combinen con las de tus ojos para que en los días de oscuridad, en las noches más largas, la luz siga ahí, iluminando el tiempo, quemándolo y dejando bondadosas cenizas que se acumularán en décadas y se convertirán en memorias de una vida que al final de todo habrá sido bella.

Que tu luz brille diez decadas mas
Gracias por iluminar mi camino,
Gracias por ser, mi estrella.